Con rasgos latinos y un inglés casi perfecto, Ángel Maturino Reséndiz se paseaba por las vías de los ferrocarriles como un vagabundo. Cada que se le veía por esos lares, se les acercaba a personas o parejas con un desatornillador o un picahielo para amedrentarlos. Sin embargo, muchas de ellas no regresaban a sus casas por los ataques del ‘asesino del ferrocarril’. Se cuenta que podría tener casi 200 víctimas en su haber durante su vida criminal en Estados Unidos y México.
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Cuando Christopher Maryer, estudiante universitario de Kentucky, andaba con su novia Holly Dunn por las vías del tren. Ángel Maturino se les es acercó bajo su modus operandi de siempre. Pero, ante la negativa de una ayuda monetaria, este decidió darle con una roca en la cabeza al joven enamorado cuando estaba atado boca abajo.
“Ya se fue, no te preocupes por él”, fueron las pocas palabras que pudo recordar Holly a pesar de haber sido apuñalada en cuello, violada y dejada inconsciente. Luego de haber replicado su testimonio por varios lugares, se le considera una de las más afortunadas víctimas. Esto debido a que a Ángel Maturino se le acusa de ocho asesinatos entre Texas, Illinois y Kentucky.
LA DISCAPACIDAD MENTAL DE ANGEL
El 1 de agosto de 1959 en Izúcar de Matamoros, Puebla, México, nació el infame Ángel Maturino Reséndiz. Según su madre, su hijo padecía de una enfermedad mental, porque al nacer sufrió una caída sobre el lado derecho de la cabeza, donde más adelante también recibiría un piedrazo. A pesar de eso, su infancia estuvo rodeada de violencia, ultrajes y aspirando pegamento.
Se cree que por un tiempo estuvo trabajando en una fábrica empaquetadora de carne. Pero la realidad es que estuvo gran parte de su vida como vagabundo. Cuando se fue a Durango, tuvo una pareja llamada Julieta Domínguez y una hija. Más cerca a la frontera, la cruzó innumerables veces.
Desde 1976, trabajó como recolector de naranjas en Florida, cosechador en Kentucky, California y Washington. Sin embargo, también tenía una vida criminal a la par: robaba autos, asaltaba, tenía armas y documentos falsos. Ello lo llevó a que lo deporten varias veces. Así, cada cierto tiempo iba y volvía de Estados Unidos.
EL ASESINO DEL FERROCARRIL
Si bien el FBI dice que las actividades de Ángel Maturino como asesino iniciaron en 1997, él asegura que fue en 1986 cuando le disparó a una indigente que dice “le faltó el respeto”. Para 1991, mató a Michel White (33) simplemente por ser homosexual. Este hecho no se comprobó hasta el año 2006.
Para el 30 de junio de 1998, asesinó a martillazos al predicador Norman Sirnic (46) y sy esposa Karen (47). El 4 de octubre, Ángel se metió a la casa de Leafie Mason (88) en Texas para matarla con una plancha de hierro. A unos 50 metros estaba las líneas del tren. En diciembre del mismo año, abusó y apuñaló a la doctora Claudia Benton (39).
Al año siguiente, en el mes de junio, Maturino seleccionó a Josephine Konvicka (73) como su próxima víctima. Al igual que en otras ocasiones, ella también vivía cerca de donde pasaba un ferrocarril. Sin embargo, la policía encontró el carro de la señora en San Antonio, Texas, con las huellas de Ángel por todas partes. Lo mismo pasó luego de matar a George Morber y Carolyn Frederick.
LA CAÍDA DE ÁNGEL MATURINO RESÉNDIZ
Cuando se descubrió que Ángel Maturino Reséndiz era el culpable de estos asesinatos, le pusieron el precio de US$125.000 a su cabeza. Más de 200 policias de Norteamérica salieron a su búsqueda. El FBI también se sumó con la promesa de entregar una “green card” a cualquier inmigrante que lo entregue.
Su nombre llegó a salir en el programa de televisión America’s Most Wanted. Cuando en el pueblo de Durango vieron la foto, no dudaron en reportarlo. Informaron que se llamaba Ángel Leoncio Reyes Reséndiz y no Reséndiz Ramírez o cualquier otro de sus 30 nombres. A sus conocidos y esposa les resultó difícil asimilar que era un asesino ya que se mostraba como alguien ejemplar.
Cuando dieron las 9 AM del 13 de julio de 1999, Ángel Maturino Reséndiz se entregó ante un policía de El Paso, Texas. Cuando se daba su juicio en mayo de 2000, el jurado de Houston desestimó su defensa de locura y lo hallaron culpable de la violación y asesinato de Claudia Benton en 1998.
Durante su espera a ser ejecutado por inyección letal en 2006, Maturino reveló que realizó muchos más asesinatos. Sin embargo, no quiso dar el número exacto, solo declaró que muchos fueron homosexuales. Los especialistas Zuly Ponce y Candance Skrapec estiman que fueron cerca de 187 mujeres en Juárez.
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