En situación de infidelidad en el matrimonio, además de una demanda de divorcio es posible solicitar una indemnización, por causal de conducta deshonrosa.
“La parte agraviada, sea esposa o esposo, puede pedir indemnización por el daño moral, incluso solicitar que los gananciales propios del matrimonio (corresponden 50 % a cada uno) le sean adjudicados al 100 % al ser el perjudicado por esa ruptura”, dijo en RPP la abogada de familia Lorena Fernández.
Iniciado el proceso de divorcio, puede pedir que el juez de Familia ordene, como medida cautelar, que el cónyuge infiel salga del hogar.
¿Cómo actúan los infieles compulsivos?
Hace unos días, un exseleccionado de fútbol fue ampayado por tercera vez siéndole infiel a su esposa. Situación que es muy común en nuestra sociedad, no por nada existe el famoso dicho ‘el infiel no cambia, solo descansa’. Entonces, ¿qué pasa por la mente de los infieles compulsivos?, ¿cambiarán en algún momento?, ¿será una adicción o quieren satisfacer su ego a toda costa?
“En la mayoría de veces, los infieles que engañan una y otra vez no tienen remordimientos hacia su pareja. Saben cómo controlarla y que siempre los perdonarán. No buscan relaciones largas, sino algo rápido del círculo cercano que siempre esté disponible para ellos”, comenta la psicóloga Juliana Sequera.
Asimismo, la experta en salud mental indica que los infieles compulsivos son adictos a la adrenalina que les genera vivir estas aventuras amorosas o sexuales, porque satisface su falta de autoestima, múltiples inseguridades. Necesitan reafirmar su hombría y capacidad de seducir y conquistar mujeres.
“La excusa más frecuente de este tipo de infidelidad es la falta de actividad sexual en la pareja o que ya no se sienten atraídos físicamente por la otra persona, pero solo son pretextos”, agrega la doctora.
DATITO
Los infieles se vuelven más cariñosos, atentos y románticos con sus parejas porque necesitan confirmarse que todo está bien en la relación. Y terminan creyendo su propia mentira.