POR: MIGUEL RAMÍREZ / PERIODISTA DE INVESTIGACIÓN
En octubre pasado, cuando fue nombrada ministra de Economía, a María Antonieta Alva le dijeron de todo. La criticaron por su juventud para asumir esa cartera, tiene 35 años, y su poca experiencia, según sus detractores.
Hubo quienes también afirmaron que su designación se trataba de un ‘compadrazgo’, por el hecho que su padre Jorge Alva Hurtado, rector de la Universidad de Ingeniería, fue profesor del presidente Martín Vizcarra.
Tanto fue el cargamontón que Alva tuvo que salir al frente. En una conferencia de prensa respondió directamente a sus críticos: “Definitivamente es imposible pensar que acá no hay algo de machismo. Si hubiera sido un hombre, no se habría puesto en tela de juicio que sea la hija de alguien”.
En la actual crisis general del coronavirus, sin embargo, la joven ministra está dando la talla, demostrando derroche de energía y sapiencia en el difícil cargo que tiene para enfrentar al demonio de la pandemia.
Ha sido rápida y pragmática a la hora de disponer del gran colchón de dinero que tiene ahorrado el país, gracias a la política y disciplina económica que empezó con el gobierno del expresidente Alberto Fujimori y continuaron, con rigor, los demás mandatarios.
Las decisiones del gobierno y de Alva han merecido elogios de prestigiosos medios del extranjero. La BBC de Londres destacó que el Perú alista un plan económico audaz para mitigar la crisis de la plaga de más de US$25.000 millones, el equivalente al 12% del Producto Bruto Interno. Esa cifra supera ampliamente a las medidas de estímulo aprobadas en otros países como Chile y Argentina.
En un artículo, publicado por la revista especializada estadounidense Americas Quarterly, Robert Chang, un profesor distinguido de economía de la universidad Rutgers, dice sobre María Antonieta Alva: “Me ha impresionado mucho la comprensión de Alva de los problemas y de la gravedad de la situación, su conocimiento sobre las alternativas de políticas públicas y su criterio para elegir entre ellas”.
En esa misma nota, Roxana Barrantes, profesora de economía de la universidad Católica, afirma que “en este momento de crisis en el que vivimos, por ejemplo, (Alva) no tiene ningún problema en recurrir a los recursos que el Perú ha ahorrado. No tiene miedo a implementar medidas que si la implementa uno de izquierda lo van a acusar de populista”.
Para quienes la conocen, las decisiones de la ministra para destinar fondos, especialmente a los sectores pobres, no deberían sorprender. Ya desde su época universitaria realizaba acciones con compromiso social y mostraba interés por la política.
Fue presidenta del Consejo de Estudiantes de la Universidad del Pacífico, donde estudió. Ejerció roles activos en organizaciones civiles. También fundó el Colectivo Coherencia, que reúne a jóvenes interesados en la política de universidades privadas y estatales.
Y era coordinadora de Ankay, una asociación que reparte becas universitarias a jóvenes talentosos de escasos recursos.
Cuando fue nombrada ministra, en Internet se colgó un video en donde Alva repasa su niñez y juventud. Narra que su papá la llevaba de viaje por todo el país y allí aprendió a ver las desigualdades entre peruanos.
“Allí pude ver realidades distintas. Pude ver que los colegios eran distintos a los que yo estudiaba. Pude ver que los niños no tenían los mismos juguetes con los que yo jugaba”, dice ella.
Y seguidamente agrega esta frase que se hizo viral cuando asumió su cargo: “En la universidad aprendí que las desigualdades tienen causas. Y porque tienen causas, se pueden cambiar”.
Una mención especial merece Julio Velarde, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), quien con la ministra Alva diseñan las salidas económicas para apoyar a las personas y empresas peruanas en este difícil momento.
Ambos están haciendo su trabajo, pero lo mismo no ocurre con la mayoría de nuevos congresistas, quienes plantean medidas populistas pensando en su futuro político, como el retiro del 25% de las AFP.
Como bien dice el artículo de la revista Americas Quarterly: “Alva, junto con el Banco Central, está respondiendo con determinación y fuerza. Lo que queda por ver es cómo funcionará –o no– esa relación con un Congreso nuevo, fracturado y que incluye a varios personajes controvertidos y cuestionables”. Nos vemos el otro martes.
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