Abimael Guzmán. (Foto: archivo GEC)
Abimael Guzmán. (Foto: archivo GEC)

Por: Miguel Ramírez*

En los años ochenta, cuando era un joven reportero de la revista Oiga, visité varias veces el penal de Castro Castro. Unos contactos de la Policía me hacían ingresar como familiar de un encarcelado, para comprobar que el pabellón de Sendero Luminoso era un verdadero cuartel de adoctrinamiento. Desde ese lugar se planeaban y salían órdenes para desangrar al país con atentados criminales, unos más horrendos que los anteriores.

Las autoridades decían que esa era una ‘cárcel de máxima seguridad’, pero los senderistas controlaban su ambiente. Se levantaban a las cuatro de la mañana, hacían limpieza, tomaban desayuno y luego empezaban sus clases ideológicas sin descanso.

Los fines de semana recibían a sus familiares. Luego hacían un desfile militar, con uniformes y banderas maoístas, en donde endiosaban la figura de su líder Abimael Guzmán. Las arengas violentistas tronaban en las paredes.

El pabellón donde estaban recluidos era casi inexpugnable. Los policías no podían hacer nada por temor a represalias. Los senderistas sabían los nombres de sus esposas, sus hijos, las direcciones de sus casas y hasta los días que descansaban.

Sus defensores legales, que pertenecían a la ‘Asociación de Abogados Democráticos’, también cumplían la función de llevar y traer mensajes de Abimael Guzmán, cuando aún estaba libre.

EL SUEÑO DEL MOVADEF

He recordado estas dramáticas escenas a raíz de la decisión del gobierno de Pedro Castillo de trasladar a los presos senderistas que estaban en la Base Naval del Callao al penal de Ancón: Abimael Guzmán y su esposa Elena Iparraguirre, Florindo Flores y Óscar Ramírez Durand, que pertenecieron a su cúpula asesina.

Las alarmas se han encendido en los organismos de seguridad que luchan contra el terrorismo. Su preocupación radica en el hecho de que Abimael Guzmán fue el creador del Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso, que hoy se encuentra cercano al gobierno.

Como se sabe, varios integrantes y simpatizantes de ese organismo de fachada ocupan cargos ministeriales, como el ministro de Trabajo, Íber Maraví. El premier Guido Bellido también ha mostrado su simpatía con el senderismo.

Lo mismo ocurre con el presidente Pedro Castillo, quien acaba de formar su partido llamado Partido Político Magisterial Popular (PPMG), cuyos dirigentes están vinculados al Movadef.

También son del Movadef varios directivos de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenate), creada por Castillo cuando era profesor y reconocida oficialmente al día siguiente de asumir su cargo presidencial. El programa ‘Panorama’ descubrió hace unas semanas que integrantes del Fenate se reunieron con Castillo en Palacio de Gobierno. “El sueño del Movadef se ha hecho realidad”, me dice un oficial de inteligencia contra el terrorismo. En 1997, en efecto, el Movadef pidió públicamente el cierre del penal de la Base Naval.

“En aplicación de nuestros objetivos, una vez más nos pronunciamos contra la persistente negación de los derechos fundamentales del doctor Abimael Guzmán sometido a un siniestro régimen de encierro, incomunicación y aislamiento en el penal militar de la Base Naval del Callao”, decía el comunicado.

Sería de horror que Abimael Guzmán y los miembros de su cúpula tomen el control del penal de Ancón, en donde ¡ni siquiera se ha construido el ambiente donde estarán recluidos!

EL REGRESO DEL ‘DOC’

Vladimiro Montesinos, el otrora siniestro asesor del expresidente Alberto Fujimori, ha sido el primero en ser enviado a ese penal.

Muchos han aplaudido la decisión, pues en la Base Naval gozaba de gollerías. Pero nadie asegura que el astuto exjefe de los servicios de inteligencia se mantendrá controlado.

Montesinos, por lo demás, ya conoce ese lugar. En 2016 estuvo allí, pues su celda en el Callao se inundó. Rápidamente trabó amistad con agentes penitenciarios y hasta se dio el lujo de denunciar al director de esa cárcel, por no permitirle ver a su conviviente.

El ‘Doc’ logró que su reclamo fuera aprobado, pero cuando salió el permiso ya lo habían regresado al Callao.

Varios analistas afirman que el traslado de Montesinos ha sido el pretexto perfecto para favorecer al Movadef, que hoy, peligrosamente, se mueve en las altas esferas del gobierno.

Como bien dice el congresista Roberto Chiabra: “Este gobierno es rapidito para legalizar un sindicato de profesores y cerrar el penal de la Base Naval, para felicidad del Movadef”.

Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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