Conforme pasan los días, van surgiendo evidencias que los vándalos que operan en el sur andino y en Lima son financiados con dinero oscuro, cuya procedencia es investigada por la Policía y el Ministerio Público. Los hilos conducen al narcotráfico y la minería ilegal.
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La captura de Yanet Navarro y Cirilo Jara Mamani la semana pasada es apenas la punta del iceberg que permitirá conocer de dónde proviene exactamente el dinero para financiar las revueltas violentas, que han provocado medio centenar de muertos y paralizado una parte del país.
Navarro fue detenida mientras acompañaba a una turba que pretendía tomar el aeropuerto internacional Jorge Chávez. Ni más ni menos. En su mochila se encontró un cuaderno en donde apuntaba todos los gastos y pagos de las manifestaciones. Las sumas halladas oscilan entre los 12 y 19 mil soles.
Su papel es clave. Navarro es una profesora de escuela primaria de Andahuaylas (Apurímac) y visitaba permanentemente en Palacio de Gobierno al golpista Pedro Castillo, cuando aún era presidente. ¿Qué tramaron en esas reuniones?
Tras su detención, los abogados y colegas zurdos que la defienden han tratado de minimizar el documento incautado con argumentos alucinantes, pero reveladores. Uno de ellos declaró: “Lo único que acreditaría la incautación de un cuaderno con nombres y números telefónicos es que están bien organizados para el desarrollo de estas protestas y eso no constituye ningún hecho ilícito”.
El pez por la boca muere. Entonces queda claro que las tomas de aeropuertos, los incendios de las comisarías y la cantidad de muertos que van hasta ahora forman parte de “lo bien organizados” que están estos violentistas. Prueba de ello es que, como está demostrado, no exigen reivindicaciones sociales, sino que tienen como objetivo político hacer estallar el país.
El columnista Mirko Lauer, periodista de izquierda, tiene una posición realista y contraria a los defensores de Navarro. “Los costos y los riesgos de la movilización contra la Policía no son los de una olla común, y cabe preguntarse qué combustible está impulsando qué insistencias en protestar”, escribió en su columna de ‘La República’.
“El narcotráfico y la minería ilegal tienen millones de dinero. Pueden financiar años enteros las revueltas”, me dice una fuente de inteligencia.
Frente a ello, resulta cuestionable la posición vacilante y confusa (como el caso de la antidemocrática asamblea constituyente) de la presidenta Dina Boluarte, quien no adopta decisiones firmes para acabar con las tomas de carreteras, que provocan cada día millonarias pérdidas económicas y han dejado sin empleo y alimentos a miles de peruanos.
“El país no está convulsionado. Son sectores que estos violentistas controlan. Nosotros los tenemos identificados. Sabemos lo que van a hacer. Sugerimos acciones, pero todo se paraliza en Palacio”, me dice el mismo funcionario de inteligencia.
Señora Boluarte, ¡despierte! El país no puede seguir paralizado por un grupete de violentistas vinculados a Sendero Luminoso y Pedro Castillo. Nos vemos el otro martes.
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