POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
Ni John Le Carré, el maestro de las novelas de espionaje, se hubiese imaginado que el jefe de los servicios de inteligencia de un país hubiera terminado detenido en pleno ejercicio de sus funciones.
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Sucedió el viernes pasado con José Fernández Latorre, el mandamás de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). La Fiscalía Anticorrupción ordenó capturarlo por el presunto desvío de millonarios fondos, para comprar el silencio de testigos que pudieran incriminar al presidente Pedro Castillo en actos ilícitos. Entre ellos su ex secretario personal, Bruno Pacheco, hoy acogido a la colaboración eficaz. A Pacheco, incluso, lo ‘cabeceaban’. El monto asignado era de 20 mil soles, pero solo le daban 4 mil.
A Fernández también se le señala de haber pagado jugosos sueldos a Vladimir Cerrón, el jefe del partido oficialista. Su código era ‘Montaña’, aunque él lo ha negado. Según reveló el programa ‘Contracorriente’, de Willax TV, Cerrón recibía 40 mil soles cada mes. ¡La DINI dispone de 2 millones de soles mensuales para ‘gastos reservados’!
Ya en abril de este año, en las columnas tituladas ‘La DINI toma Palacio’ y ‘La fuga de los chacales’, este periodista advirtió de los malos pasos en los que andaba este funcionario. Fuentes de inteligencia me contaron en ese entonces que Fernández realizaba operaciones clandestinas que le encomendaba Castillo. Había instalado una oficina privada cerca del despacho presidencial y su ‘enlace oficial’ era Henry Shimabukuro, también detenido el viernes.
En ese ambiente -según relataron los informantes- se reunían Fernández, Pedro Castillo, sus sobrinos y ministros de confianza, como el de Transportes, Juan Silva, hoy fugado.
“Los dos sobrinos participaban en las reuniones que convocaba Fernández con el presidente Pedro Castillo. Parecían dos funcionarios más. Fray era compulsivo cuando conversaba, Gian Marco se mostraba más sereno. Todo lo apuntaba en su laptop. Hay otro sobrino llamado Rubdel Oblitas. Pocos los mencionan. Es el que más influye en su tío. Los sobrinos son unos chacales”, relataron.
Las fuentes estaban en lo cierto. En efecto, el nombre de Rubdel Oblitas recién ha salido a la luz hace poco. La semana pasada, la Fiscalía ordenó su detención porque no se ha presentado a las citaciones cursadas. Oblitas visitaba al exministro Juan Silva en su despacho, según testimonios fiscales.
Los mismos informantes relataron que en la DINI operaban dos agentes de la Dirección de Inteligencia de Cuba (G2), al mando del embajador de ese país en Lima, Carlos Rafael ‘El Gallo’ Zamora, y su esposa Maura Juampere Pérez. Zamora es un viejo hombre de inteligencia y experto conspirador para desestabilizar democracias. Hace poco el cubano visitó y se fotografió con el ministro del Interior, Willy Huerta, encargado de la seguridad ciudadana. Lo mismo hizo con otros ministros.
El sábado, Pedro Castillo despidió de su cargo a José Fernández. ¿El otrora comisario de Tacabamba se atreverá a contar todo lo que sabe? Nos vemos el otro martes.
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