A través de ‘Penélope’, Miriam Quispe narra su drama. Confió en quien amaba y terminó presa, con una sentencia de 35 años. El tiempo que ya lleva de encierro le ha servido para crear un ‘aderezo’ a su vida: mucho optimismo, humildad, fe y esperanza. Espera concretar sus proyectos cuando por fin cruce los barrotes del penal Virgen de Fátima, en Chorrillos. Esta es su historia en ‘Cartas desde mi celda’:
Penélope nació en Huancayo en 1989. Hija mayor de Víctor y Amelia, quienes por motivo de trabajo decidieron radicar en Lima.
Víctor y Amelia se dedicaron a encaminar a Penélope y a sus dos hijos menores dentro de principios, amor y bondad.
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De un momento a otro, Penélope sufrió la separación de Víctor y Amelia. Esto causó un desbalance emocional en ella. Su gran consuelo fue refugiarse en el enamorado, un hombre de buenos principios, religioso e inteligente.
Pasó un tiempo y el enamorado se convirtió en un amigo. Y este amigo le pidió un ‘favor’ a Penélope. Ella le hizo el favor y sin darse cuenta ‘cometió un delito’. Su acto de ayuda le trajo consecuencia, y fue a la cárcel.
Penélope pisó la cárcel a los 20 años. El proceso duró aproximadamente tres. Cuando por fin llegó el día de la audiencia para que el juez dictara la sentencia, ella estaba segura de que saldría libre, pero le dictaron 35 años de encierro.
Penélope cayó en llanto, sufrimiento… La depresión embargaba su ser. Al transcurrir los días, meses y años, después de mucho quebranto hacia Dios, algo muy dentro de ella hizo que se ponga de pie ante aquella adversidad.
La visitaban hermanas cristianas para alentarla y cada día sentía la presencia de Dios.
Al pasar los años recibió una respuesta a su apelación y solo le bajaron cinco años de carcelería. En la actualidad tiene 30 años de sentencia.
Penélope estaba más fuerte y firme con las palabras de consuelo que habían dejado aquellas hermanas, que le aconsejaron ‘no dejar de soñar en su libertad’.
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¿QUIÉN ES PENÉLOPE?
Penélope soy yo. Y esa es mi historia. Actualmente me encuentro en prisión, ya llevo 12 años y sigo soñando con mi libertad. Las adversidades de la vida se presentan en cualquier circunstancia, pero no debemos dejar de soñar, es una decisión que debemos tomar.
Con esta experiencia de mi vida tan sorprendente aprendí un antídoto contra las adversidades, no dejar de soñar. Tomé la decisión de aderezar mis días con optimismo, ocupar mi mente en cosas productivas, ser humilde, sonreír y tener fe. Y esperanza.
En todos mis años en prisión no dejan de perseguirme las adversidades, pero con la ayuda del Dios Divino, que me acompaña y me muestra nuevas oportunidades, pude capacitarme en el programa ‘Cuna más’ y es así que obtuve trabajo con niños de 0 a 3 años (hijos de las internas, mis compañeras).
Gracias al programa descubrí mi capacidad para educarlos en sus primeros pasitos. Nació la paciencia para entenderlos y asistirlos a cada uno. Los niños eran mi alegría, mis días maravillosos porque sacaban lo mejor de mí e hicieron que mis sueños aumenten y se hagan firme.
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Pero un día me informaron que tenía que sería trasladada a un centro penitenciario de mínima seguridad gracias a mi buen comportamiento. Al llegar a aquel lugar, me di con la sorpresa de que no había niños. Tampoco cuna. Me inundé en llanto y dolor porque le habían quitado la alegría a mis días y la estabilidad emocional que había construido.
Mis días nublados, porque todo era diferente, me estaban derrumbando. Mis sueños estaban desapareciendo cuando de repente el Padre Todopoderoso, Dios, envió a una de sus hijas (una celadora de aquel lugar), quien me preguntó qué pasaba conmigo. Le conté y me alentó con palabras de consuelo y me pidió que le haga unos trabajos manuales que había dejado de hacer por los niños, en mi mente me dije que otra vez se me está presentando una oportunidad y lo asumí con responsabilidad.
EL ‘ANTÍDOTO’ EN CASO DE EMERGENCIA
Tomé la decisión de utilizar nuevamente ‘el antídoto’ a la adversidad que se me había presentado en mi vida, que por el dolor estaba dejando de echar los ‘aderezos’ a mi vida. Aquella hija que Dios mandó hizo que viera otras posibilidades de alegría en mis días.
Hoy, gracias a mi creatividad en manualidades, la empresa de mi hermano me contrató para fabricarle pequeños peluches con su logo para entregar a sus clientes y es así que nuevamente han aumentado mis sueños.
Mis sueños han crecido y empecé a soñar con mi libertad física. Tener a mis dos hijos a lado para que se cumplan mis siguientes sueños: tener una guardería para niños de 0 a 3 años y facilitarles a los padres para que puedan ir a trabajar. También sueño con ayudar a mi hermano a abrir sucursales de su empresa.
Amigos, todo parte de las decisiones que tomes frente a una adversidad de la vida que se te presente. Cuando se les presente algún problema o una situación difícil les invito a soñar, porque ¡¡soñar te hace libre!!
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