No dejaron ni los ‘chizitos’. Delincuentes treparon las paredes de un complejo deportivo de San Martín de Porres y robaron diez cajas de cerveza, gaseosas, golosinas, un televisor y más de 20 pelotas con medida y peso oficial.
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Doris Morales, dueña del local ‘Bahamas’, situado en la urbanización Las Brisas del Naranjal, contó que los rateros violentaron la puerta principal para escapar con las cosas robadas que habían escondido en tachos de basura. Una cámara de vídeo vigilancia grabó la fuga por calles aledañas.
“Ingresaron de madrugada por el lado que limita con un mercado. Al de seguridad lo hicieron dormir. Se llevaron productos por mil 500 soles que estaban en vitrinas y refrigeradoras. También quisieron llevarse un parlante pero no pudieron romper los fierros que lo protegían”, precisó.
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Para no dejar huellas de sus rostros, los maleantes dañaron las cámaras internas del local.
Habrían sido de tres a cuatro sujetos y, por lo menos, demoraron media hora para perpetrar su ilícito. Serían los mismos que, de noche, también asaltan a los deportistas a la salida del club aprovechando que en los alrededores hay obras inconclusas y montículos de tierra que no permiten el paso de patrulleros, ambulancias, ni carros de Serenazgo.
El caso fue denunciado en la comisaría ‘Sol de Oro’ y, este fin de semana, la agraviada tuvo que adquirir nueva mercadería para vender y poder recuperarse del golpe del hampa.
Ella y los vecinos exigieron mayor seguridad en la zona.
No fue el único robo en la urbanización Las Brisas del Naranjal. A bordo de dos motos, raqueteros venezolanos asaltaron y rompieron la cabeza a golpes a Salvador Guardia (48) porque no se dejó robar su celular en la puerta de su casa, en la primera etapa de dicha urbanización, en, San Martín de Porres.
Con él estaba su vecino, a quien sí le robaron el teléfono.
“Con mi vecino estábamos conversando a las 9:15 de la noche. De pronto, como una sombra, vinieron dos motos con dos sujetos en cada una. Uno de ellos me arranchó el celular, pero le quité, nos agarramos de manos, lancé el celular dentro de mi casa y me golpeó cinco veces en la cabeza con la cacha del arma”, dijo el agraviado.
Al ver el atraco, el hijo de este último, que se estaba yendo a trabajar, regresó y lanzó piedras a los rateros, pero éstos se le fueron encima y a balazos le quitaron su aparato móvil.
Hicieron cinco disparos que por fortuna no le cayó a algún morador.
Ellos también se sumaron al grupo de vecinos que exige mayor seguridad en la citada urbanización.
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