Diego Aste tiene apenas 32 años y ya posee una planta donde elabora las famosas cervezas artesanales ‘Candelaria’. Desde niño le gustó explorar nuevas cosas y conseguir lo que se proponía. Estudió marketing y en uno de sus viajes conoció a unos amigos cubanos que destilaban ron, fue así que decide regresar al Perú para crear su propia marca de cerveza.
Como su padre era metalúrgico, Diego decidió fabricar pequeñas máquinas especializadas para hacer esta bebida artesanal, y las vendía a sus amigos con el fin de juntar un capital para iniciar su negocio en el garaje de sus abuelos.
Preparar una edición especial para el restaurante ‘Astrid & Gastón’, lo puso en vitrina en el mercado y hoy su marca ‘Candelaria’ está en los mejores restaurantes de Lima, Cusco, Arequipa y Puno, además de supermercados y minimarkets.
Dices que desde niño te gustó hacer muchas cosas, ¿de dónde heredaste ese espíritu emprendedor?
Lo heredé un poco de mi papá, siempre ha estado ligado al mundo de la minería y a la par estaba metido en su empresa. He sido un poco libre, no me ha gustado depender de ellos, desde chico he buscado la forma de obtener lo que he querido.
Estudiaste marketing, ¿cómo fue que entras al mundo de las cervezas?
Entré a este mundo por pasión, cuando estaba en Estados Unidos conocí a unos amigos cubanos que destilaban ron en una pequeña planta y pensé aplicar eso en mi país, pero con cerveza.
¿Cómo empezaste?
Tener una planta era muy caro y para solventarme tuve que hacer tanques de fermentación pequeños para vendérselas a mis amigos. Con ese dinero compraba nuevos materiales para hacer crecer la fábrica.
¿Cómo fue que aprendiste a elaborar cervezas?
En Estados Unidos y en Alemania iba a ver cómo hacían las cervezas en los pubs y en las micro cervecerías. Cuando estudiaba marketing, en Buenos Aires, llevé unos cursos en la facultad de microbiología y química, y tenía amigos que estaban en esta movida.
¿Qué tanto te ha servido tu profesión de marketing para llevar adelante tu empresa?
Toda la carrera de marketing la hice en base de la cerveza artesanal, y me ha servido de mucho. Logré hacer varias cosas con un banco conocido y poco a poco sacamos marcas y sabores.
Cuando regresas al Perú el tema de la cerveza artesanal no estaba tan difundido, ¿qué estrategia hiciste para ingresar al mercado?
Hasta el 2007 estábamos en pañales y nadie quería este producto, porque no lo conocían o habían tenido una mala experiencia. Entonces, se nos ocurrió involucrar reconocidos chefs y caminar con ellos de la mano de la gastronomía. Hicimos cocciones con ellos para que sientan que eran parte del proceso y del producto final. El boca a boca de los cocineros nos dio un gran impulso.
¿Qué crees que fue lo más difícil de este negocio?
Ingresar un producto nuevo, joven, alternativo de un segmento específico por un mercado copado de industriales y por precios bajos.
¿Con cuánto capital te iniciaste?
Me inicié con una miniplanta que yo mismo la hice, la inversión fue de 3 mil dólares. Después, cuando me capitalicé con la venta de los equipos que comencé a hacer, instalé una planta de 15 mil dólares que la vendí. Luego hice una planta de 30 mil dólares y fue creciendo.
¿Entrar al restaurante de Gastón te sirvió de impulso para hacerte conocido?
El hecho de que Gastón te dé una mano es importante; lo que él toca lo hace crecer. Él nos dio la confianza para hacer su cerveza conmemorativa para la inauguración del restaurante de Astrid y Gastón. Hicimos 600 botellas, fue todo un éxito.
¿Qué tan rentable es este negocio?
Un negocio tiene que ser rentable, y este tema es un poco complicado porque utilizamos ingredientes que son netamente extranjeros, la malta viene de Bélgica, Alemania o Chile, el lúpulo es de Europa o Estados Unidos, igual la levadura y lo único local es el agua. Además, no utilizamos arroz ni maíz, ni otro cereal como las industriales.
¿En qué se diferencia ‘Candelaria’ de las demás?
Nosotros queremos ser democráticos en el sentido de precios, la cerveza artesanal es exclusiva y eso excluye a la gente. Los costos son elevados, bordean los diez soles en un punto de venta, nosotros hemos tratado de abaratar costos, tenemos una planta que nos permite llegar a más clientes sin bajar la calidad de nuestros productos.
¿Qué productos ofrecen?
Son cuatro estilos de cervezas: una ‘rubia’, la más cercana a la industrial; la ‘roja’, que es la clásica; ‘Pale Ale’, con notas cítricas, y la ‘Witbier’, de tipo belga con cáscara de naranja, semillas de culantro y una levadura especial.
¿Dónde se distribuyen?
En todos los supermercados, en Primax y vamos a empezar con una serie de distribuidores para llegar a más gente, estamos en los mejores restaurantes de Lima, Cusco, Arequipa y Puno.
¿Cómo es el control de calidad?
Tenemos un departamento de control de calidad muy especializado, son siete personas monitoreando, desde el primer momento de entrega de los insumos hasta el embotellado y el seguimiento de cada una de ellas. Esta cerveza es un producto vivo, como un yogur, tenemos una cadena de frío, dado que nosotros no pasteurizamos, como las industriales.
¿Te consideras exitoso?
Yo creo que hay que caminar un poco más, queremos ganar medallas, y la idea es crecer junto a las demás, llegar al 1% en los próximos tres años, ahí podría considerarme exitoso no solo yo, sino todo el gremio.
¿Por qué ‘Candelaria’?
Es un nombre muy nuestro, esta fiesta es la más importante de toda América, después del Carnaval de Río. La fiesta es celebración, alegría, es un pueblo que se levanta de sol a sol.
¿En qué sueñas?
Que la empresa crezca y que sea una cerveza conocida, que se pueda exportar a diferentes países del mundo donde haya gente interesada en productos como la quinua, maíz morado, que vamos a sacar más adelante.
¿Qué más se viene?
Innovar con otros productos. Hemos sacado ‘La patriota’, que es una combinación de una cerveza netamente europea con una peruana, combinando el maíz de jora.
¿Qué consejos les darías a los emprendedores que quieren iniciar un negocio?
Lo más importante de hacer un negocio es creértela, estar cien por ciento que vas a lograr tus sueños, más allá de los baches que vendrán. Hacer todo con pasión, en vez de solo pensar en ganar plata.
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