Para muchas personas trabajar en un ambiente laboral agradable, no sólo incrementa su productividad, sino que al sentirse tan a gusto transmiten esas energías a sus compañeros con el fin de lograr los objetivos que la empresa se ha planteado.
Pero ¿qué sucede si entre los que están en tu equipo hay alguien que siempre se está quejando de todo, no está en sintonía con la cultura organizacional, le gusta crear rumores y jamás quiere apoyar? La respuesta es clara: crea un pésimo clima entre los colaboradores.
A estos empleados, conocidos como “tóxicos”, no les interesa laborar en un ambiente tranquilo donde todos se apoyen; por el contrario, con su actitud contaminan el clima laboral, afectando las relaciones en el trabajo.
Antes de señalar quién o quiénes tienen este perfil en tu centro laboral, ¿te has puesto a pensar si este tipo de colaborador tan negativo podrías ser tú? Para identificar si eres uno de ellos, el portal Inc. escribió un artículo que no te puedes perder.
Para ello, recomiendan hacer un experimento mental mediante la “Ventana de Johari”, con el propósito de analizarte usando cuatro cuadrantes distintos. En el primero estarán las cosas que tú y el resto de personas saben de ti; en el segundo se ubican lo que sabes sobre ti, pero los demás desconocen; en el tercero, lo que otros saben de ti, pero tú no, aquí tendrás que pedir el apoyo del resto para que te den sus puntos de vista; y el cuarto es lo que tú ni nadie sabe, al menos por ahora.
Con el fin de determinar realmente cómo eres, presta mucha atención a los dos últimos cuadrantes para que te hagas un profundo autoanálisis. Con ellos podrás descubrir si te llegaste a convertir en un empleado tóxico. Quizás el resto ya se dio cuenta, pero no te lo dice o de repente aún nadie lo ha descubierto.
Pensando en el tercer cuadrante, pregunta a tus compañeros cómo te ven en el trabajo. Ellos podrían revelarte actitudes tuyas que no te habías percatado, y aunque resulten incómodas te servirán de mucho. Por ejemplo, si todos hablan de tu comportamiento difícil, lo más seguro es que tengas un problema.
Incluso, podrías descubrir que estabas propagando toxicidad sin haberte dado cuenta, y el resto tampoco. Si es así, hay que buscar el daño y hacerse varias preguntas: ¿la gente reacciona de manera extraña cuando hablas en las reuniones? ¿No te miran a los ojos? ¿Te temen un poco y realmente no sabes por qué?
Piensa bien y quizás sea el momento de hacer cambios radicales, antes de convertirte en esa persona que siempre lleva una nube negra sobre ella y que trata a como dé lugar que todo esté en tinieblas en su centro laboral.