La diáspora venezolana, con más de ocho millones de desplazados, es la segunda migración más grande después del que ocurre en Siria. Al menos un millón de venezolanos han ingresado a territorio peruano. Todos, o la gran mayoría, buscan tranquilidad, trabajo y un mejor futuro para sus hijos. Desiré Mendigaña (*) es comunicadora social. Nació en Perú, pero a los tres años migró a Venezuela con su madre. Con la crisis económica del país llanero, tomó sus maletas y cruzó fronteras otra vez. Ha vuelto a sus raíces. Esta es la quinta entrega de su historia. Empecemos:
Ante un clima político bastante incierto como el que estamos viviendo actualmente en el Perú, creo que una de las preguntas más repetidas entre la comunidad extranjera y la local, es precisamente “Y ahora, ¿qué hacemos?”
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En los últimos días, hemos sido testigos angustiosos de una serie de penaltis en la que cada tiro al arco supone una celebración para unos y una tragedia para otros. Lo cierto es que en medio de este partido en la final por la Copa más importante de todas: la Copa Perú. Sí, la Copa Perú. Un solo país. Un solo pueblo. Diverso en su interior, pero único.
Independientemente de la ideología política con la que cada individuo se pueda identificar, debemos rescatarnos como sociedad. Entender que en las diferencias también está el gusto. No es posible que en pleno siglo XXI, sigamos pensando de manera tan cuadrada que unos son más por pensar de una manera, o menos por no ir en la misma corriente.
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Con mucha tristeza, quienes venimos de una nación sumamente dividida, que nos ha dejado regados por el mundo, hemos sido testigos de la enorme grieta que se ha formado en el país como consecuencia de las recientes votaciones presidenciales. Pero ¿en qué nos podría ayudar tanta división? Más allá de un resultado, lo que realmente nos debería mover como pueblo, como sociedad, es el amor a lo nuestro, la defensa de nuestros valores cívicos en donde la violencia no hace parte ni arte de los peruanos.
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Un trabajo importante que debemos hacer como ciudadanos de este hermoso país, es trabajar en la tolerancia y la empatía. Creo que por años se han acumulado un montón de resentimientos, que lejos de impulsar hacia la superación y al progreso, han estancado a más de uno a vivir con una especie de reconcomio malsano. Y de pronto, ese odio parece encontrar sus cinco minutos de fama para liberarse y ponerse de moda entre los ciudadanos a pie, entre los vecinos del barrio, o los miembros de una misma familia.
No hay duda de que algo muy característico de los latinos es nuestro buen humor, esa facilidad de soltar una carcajada sin reparo alguno, de sacarle conversación a cualquiera durante la colita del pan o mientras vamos en el bus. Esa es nuestra esencia. Seamos de donde seamos, el simple hecho de tener ese sellito impreso en alguna parte que dice ‘Hecho en Latinoamérica’ nos hace resaltar por sobre cualquier otro continente.
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Hoy, te invito a ponerte la camiseta del Perú unido, de un Perú tolerante que puede convivir con diferencias, pero también puede unirse en sus iguales. Ese es el Perú ganador. Un Perú diverso pero unido, que se la juega no solo en una cancha de fútbol cada vez que hay un partido, sino cuyos habitantes son capaces de defenderla con amor, con empatía y tolerancia.
(*) Desiré M. Mendigaña Mogrovejo nace en Lima, Perú, pero migra a Venezuela a los tres años. Egresada como Licenciada en Comunicación Social Mención Audiovisual de la Universidad Santa María en la ciudad de Caracas (Venezuela), trabajó como productora de televisión en programas culturales, fue reportera y presentadora del noticiero cultural. En 2012, fue corresponsal en Uruguay de la ‘I Gira Internacional de la Orquesta Filarmónica de Venezuela’. En 2018 migró a Colombia donde trabajó como locutora y productora del ‘Noticiero del mediodía’, de la cadena Caracol Radio, en la ciudad de Ocaña. En 2019, regresa al Perú después de 37 años. Distante, pero nunca ausente de la cultura y tradición peruana, cuenta todos los miércoles su experiencia de migración.
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