El verano se fue, pero la sensación térmica de este caluroso otoño llega hasta los 37 grados centígrados en algunas regiones, por lo que el consumo de helados no ha cesado. Y una de las marcas que se está convirtiendo en la favorita de los peruanos, amenazando incluso a una gigantesca empresa internacional, fue fundada por una mujer ayacuchana que huyó del terrorismo siendo niña y empezó trabajando desde abajo hasta alcanzar el éxito.
Esta es la historia de Dora Rodríguez y su marca Yámboly, que ya es una de las tres marcas de helado más reconocidas en el Perú, las cuales alcanzan en promedio 800 millones de soles en venta anuales.
“Invertir, ahorrar y arriesgar es posible con mucho trabajo. Muchas veces he arriesgado y me ha ido bien, pero porque fui consecuente. Tienes que ser cuidadoso con lo que inviertes”, mencionó la emprendedora en una entrevista con El Comercio, cuando fue galardonada con el Premio Líderes Empresariales del Cambio (LEC – 2018).
¿Quién es Dora Rodríguez?
Dora Rodríguez Carbajal nació en Huanta, Ayacucho, en plena época del terrorismo. Para protegerla del flagelo de Sendero Luminoso y buscarle un futuro mejor, su padre la envió a casa de una tía, en Lima, siendo una adolescente.
Lamentablemente, su papá no pudo cumplir el sueño de ver a su hija convertida en una persona exitosa, pues falleció al poco tiempo, precisamente víctima del terrorismo.
A los 14 años, Dora se instaló en San Juan de Lurigancho, donde empezó a trabajar, mientras terminaba el colegio. Durante un tiempo, fue vendedora en un mercado y luego cambista. Gracias a la compra y venta de los dólares, pudo ahorrar cierto capital para incursionar en la venta de los helados Chantybón.
Entre 1997 y 2005, Dora se posicionó como la mayor distribuidora de aquella marca, ahora ya extinta, y forjó su propia cartera de clientes, producto de sus largas caminatas por todo Lima.
¿Cómo creó Yámboly?
Cuando Chantybón, por entonces un pequeño local en el distrito de La Victoria, anunció su cierre, en 2005, ella no dudó y usó todos sus ahorros para comprar las instalaciones por 180 mil dólares y fundar Helatony’s SAC, conocida en el mercado como Yámboly.
Cuando compró la fábrica, esta no tenía suministro de agua y luz por la falta de pago, pero ella supo salir adelante. Con ayuda de su familia y de 15 trabajadores, Dora se abrió un espacio en un negocio dominado casi en su totalidad por Nestlé (85% de las ventas).
En el 2006, buscó la ayuda de diversos bancos para comprar más máquinas, pero la mayoría le cerró la puerta en las narices, hasta que el BCP le dio la mano que necesitaba.
Años después, compró un terreno de 5 mil metros cuadrados en San Juan de Lurigancho, expandiéndose en el segmento poblacional más popular del país y, a partir de ahí, no paró de crecer en un mercado complicado, dominado casi exclusivamente por la transnacional Nestlé, dueña de D’Onofrio.
En el 2018 fue reconocida con el Premio Líderes Empresariales del Cambio (LEC). “Estoy agradecida por este reconocimiento. Me siento motivada para seguir creciendo como empresa, ayudar a mis colaboradores y a mi país, así como en el primer día”, señaló emocionada.
En la actualidad, Yámboly tiene 9 centros de distribución directa y 38 distribuidoras a nivel nacional, en ciudades como Chiclayo, Arequipa, Tarapoto, Pucallpa, Iquitos, Huancayo y Moyobamba. Innova año a año con nuevos productos y realiza convenios con distintas tiendas o minimarket para la venta de sus productos, dándole trabajo a miles de peruanos.
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