Hoy se celebra el Día de la Medicina, ocasión para resaltar el trabajo de los galenos por salvar la vida de los peruanos y aliviar sus males. Parte de ellos trabajan en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), tratando a menores con diversas enfermedades y dolencias. Aquí le presentamos algunas de sus historias.
La chimbotana Alicia Reyna Alcántara de Sotelo (47), jefa del Servicio de Emergencia, además de médica ha ganado 80 medallas en karate, atletismo, ciclismo, natación, triatlón y hace poco escaló el cráter del Misti.
No pudo estudiar en San Marcos por falta de recursos pero ingresó en el primer lugar de la Universidad Privada San Pedro, donde recibió una beca. Al cuarto año, su papá ingresó grave en UCI en Estados Unidos y su mamá tuvo que viajar. Así, ella solita se financió los estudios vendiendo cebiche, chicha y tortas. Pese a todo se graduó como médico. Hace dos años, a su hijo de 7 años le diagnosticaron leucemia. “Fue una batalla larga. Me interné con mi hijo. Pedí licencia de un año en el INSN. Hizo pancreatitis, peritonitis. Le dio neumonía bilateral. Realmente Dios intercedió y mi hijo se curó”, dijo.
“Estuve a punto de dejar la maestría porque mi hijo me necesitaba, pero él me dijo “mamá, yo te voy a ayudar a estudiar y se me partió el alma por segunda vez”, dijo.
La cardióloga pediatra Silvia Alegre (63), jefe del Servicio de Cardiología, estudió en la Universidad Villarreal. Labora 30 años en el INSN. Enseña en la Universidad San Martín y la UNMSM. “Desde el tercer año de estudios laboró como ayudante en su facultad y así cubrió sus gastos. A los 5 años de edad decidió ser médico tras pasar seis meses internada en un hospital. “Tuve una hernia diafragmática”, indicó.
En sus inicios, se moría de miedo en las guardias de noche. “Veía a niños de forma eventual, manejado siempre con el pediatra al lado. Ese día tuve que estar con mis libros para ir revisando. Me moría de miedo, literal”, cuenta.
El pediatra nefrólogo, Mario Humberto Encinas Arana (62), jefe del Servicio de Nefrología, tiene 33 años ejerciendo la medicina y 30 de ellos en el INSN.
“Mi decisión de estudiar medicina fue desde niño y básicamente estaba fundamentado en el servicio, en querer ayudar a los demás, en querer aliviar el dolor. Mi madre me inspiró con su vocación de ayuda”, afirmó el Dr. Encinas.
Es expresidente de la Sociedad Peruana de Pediatría y Concejero de la Asociación Latinoamericana de Nefrología Pediátrica. No olvida a su paciente Dilan (8) hace muchos años. “Estaba muy grave. Médica y humanamente no tenía posibilidades de vivir. Acudí a UCI para examinarlo y me encontré con la madre. Ella se puso a rezar. Luego me dijo que la imagen de Jesucristo se le apareció en la ventana, detrás de mí. Yo quedé impactado. El niño en los siguientes días evolucionó favorablemente y se curó. Fue un milagro”.
El amor por la medicina, le nació al cardiólogo pediatra Carlos Mariño a los 15 años cuando estuvo internado en el Hospital de la Policía por neumonía intensa y derrame pleural. Tiene 25 años ejerciendo la profesión y 22 de ellos en el INSN.
Señaló que antes de la existencia del Seguro Integral de Salud (SIS), los médicos eran solidarios. “Llegaban niños cuyas vidas estaban al borde de la muerte. Requerían operaciones urgentes, válvulas, donación de sangre. Las familias no tenían dinero. Eran muy humildes. Todos hacíamos una colecta para salvar al paciente. En solo minutos juntamos S/2500, en esos tiempos era mucho dinero”, sostuvo.
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