Por: Jordan Arce
Desde hace décadas, Enrique Vílchez (54), dueño de ‘Vilval Circus’, se dedica a llevar alegría a la gente con payasos, magos y equilibristas, pero la cuarentena lo obligó a sacrificar su propia carpa, de la que ha confeccionado mascarillas para vender en las calles de Piura, por la necesidad.
‘Gutty’, como lo llamaban en sus shows, contó a Trome que junto con su familia y sus artistas han tenido que ver la forma de ‘recursearse’ como ambulantes, ofreciendo mascarillas de doble forro, que fabrica su hijo con todos los protocolos de bioseguridad.
“Son más de tres meses sin trabajar. No nos tocó el bono. Los ahorros y víveres que teníamos se agotaron, dependemos de las ventas diarias de las mascarillas o la donación de personas de buen corazón para sobrevivir”, declaró.
SIN APLAUSOS
Antes de la pandemia recorrían con su circo las ciudades de Tumbes, Chiclayo y Lima, donde sorprendían a decenas de familias con sus funciones, que incluían perritos y gansos amaestrados.
“Es triste porque los aplausos no se escuchan más en nuestra querida carpa. Aún no tenemos ‘luz verde’ para reabrir y ya se vienen las Fiestas Patrias, que es cuando aprovechábamos en sacar una platita para vivir todo el año”, señaló.