Luego de recibir la misteriosa llamada telefónica de un supuesto amigo, que le decía que tenían una reunión, el albañil Andrés Dagoberto Moya Granda (29) se despidió de su familia y salió de casa. Dos horas después, desconocidos lo lanzaron, desde un auto, muerto y con un balazo en la cabeza, en Comas.
Dagoberto y Carlos, padre y hermano de Andrés, contaron que el joven recibió una llamada al celular a las 7:50 de la noche del martes cuando estaba con su conviviente Viviana García en su casa, en la zona de Belaunde Alto de Comas. “Voy a salir”, fueron sus palabras.
No se sabe adónde fue, pero a las 9:50 de la noche, desde un auto Yaris negro, unos desconocidos arrojaron a Andrés Moya sin vida, ni documentos, en la Mz. S, de la cooperativa Nuestra Señora del Carmen en Comas. El ladrido de los perros alertó a los vecinos, quienes salieron de sus casas y hallaron el cadáver.
“Estaba boca arriba, vestido y llevaba un revólver en la cintura. A medio metro había un reloj”, refirió un agente en Comas. El patrullero inteligente permitió identificarlo.
FUE AMENAZADO
Los deudos aclararon que el arma hallada no es de Andrés Moya. “Hace tiempo, él fue guardaespaldas de un empresario, pero este viajó y empezó a trabajar en obras de construcción. El arma que utilizaba la guardaba en casa, pues su licencia había vencido. Para nosotros, esa arma fue colocada ahí por sus asesinos”, dijeron en Comas.
Agregaron que “a fines de abril, un tal ‘Kike’ lo amenazó de muerte. Al parecer, este sujeto es amigo o conocido del primer compromiso de su pareja Viviana, quien está recluido en un penal. No sabemos si ya está libre o si lo mandó a matar. O si se trató de un asalto u otro motivo”.
La víctima del crimen en Comas, quien era el menor de seis hermanos, cuidaba a sus padres y tenía un hijo de 5 años, pero también quería como suyo a un menor de 13, que era primogénito de su mujer.
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