La vida de Annie tranquilamente es digna de escribirse en un libro o proyectarse en una película. Su sola existencia en el último año ya significa un milagro, pues fue desahuciada con apenas dos meses de sobrevivencia producto de sus 19 años. Ella fue entregada en estas condiciones a un albergue para mascotas en donde dos mujeres de corazón gigante no dudaron en darle refugio y calidad de vida para sus últimos días.
El hecho sucedió en Dallas, Estados Unidos concretamente en la casa de mascotas ‘The PAWerful Rescue’ de Lauren Siler y Lisa Flores, quienes se convirtieron en las madres adoptivas de esta labradora retriever. Con un pronóstico de vida de apenas semanas, ellas se encargaron de hacer más felices sus días hasta su final.
Desde junio del 2022 decidieron celebrar su cumpleaños, una navidad y engreírla con comida apetitosa para su raza como carne, bistec y algunas donas. Fue entonces que milagrosamente llegó a vivir hasta junio de este 2023 cuando anunciaron en redes sociales su lamentable fallecimiento, como también cuenta en una nota ‘New York Post’.
Imposibilitado de poder operarla debido a una distención estomacal, solo quedó darle lo mejor hasta el cierre de sus ojos, y así sucedió. “Cuando recibimos a Annie por primera vez, nos dijeron que, en el mejor de los casos, le quedaban un par de meses ¡Ayer Annie celebró su primer aniversario de rescate!” había escrito la página del albergue el 25 de junio pasado.
Una noticia difícil de asimilar
“Annie tenía la vida que rezamos para que experimente cada perro mayor que rescatamos. Annie no solo vivió el año pasado, sino que mejoró. La marca que ha dejado no se olvidará pronto”, señala además el mensaje en Instagram donde se anunciaba a todos los seguidores su partida.
“Los perros mayores no son llamativos y no inspiran donaciones locas, pero son los perros que nos encantan. Sin que compartieras esa pasión con nosotros, no podríamos hacer este trabajo”, señalaron las madres adoptivas también, en agradecimiento a todos los seguidores que se hicieron presentes con sus donaciones ya que sin ellos tampoco hubiera sido posible alargar sus días.
Y aunque Lauren y Lisa continúan extrañándola y echando de menos verla estirada en su cama o el mueble, entienden que parte del viaje es el final y solo esperan que se siga divirtiendo tanto como si lo estuviera aún con vida.