El deseo de querer un boleto para su artista favorito en concierto, Taylor Swift, le jugó una mala pasada a una joven australiana. Ella corrió con la mala suerte de comprar por error varios boletos, acumulando en la tarjeta de crédito de su padre un total de $10 mil dólares, lo que le hizo entrar en desesperación. Esta es la curiosa historia compartida en TikTok.
Como es sabido, la rubia cantante llegara de gira a Australia con el tour ‘All Too Well’ en febrero del 2024, por ende Georgia Rose, la infortunada joven protagonista de este viral, no quería perderse el show en vivo. En ese sentido, la primera mañana de la preventa para los boletos, ingresó a la plataforma de venta con el objetivo de adquirir dos entradas para ella y su hermana en la zona ‘Swiftie’ que es la más cara.
Todas las ventanas encontraron entradas
Para encontrar sí o sí un boleto, debido a la alta demanda, tuvo que abrir hasta 4 ventanas en el ordenador, lo cuál fue su error. En su desesperación y ansiedad por la espera en la cola virtual, ella no se percató cuántas entradas había cargado en los carritos de cada pestaña, lo que al final derivó en un gasto total de $10 mil dólares.
“Tenía cuatro ventanillas abiertas y pensé que alcanzaría a comprar boletos en ninguna de ellas. Total que pasaron algunos minutos y los boletos acabaron apareciendo en todas ellas”, comentó. Al haber encontrado posibilidad de comprar, procedió a cerrar las demás ventanas, sin imaginar que seguiría guardada la compra en su cuenta.
“Así que sigo los siguientes pasos, escribo el número de CVV y luego hago clic en pagar y, mientras la rueda gira para procesar el pedido, miro en segundo plano y dice $10 mil. Me congelé, mi corazón literalmente se detuvo. Al minuto siguiente estaba literalmente sollozando. Mi papá me envió un mensaje y me dijo: ‘Alguien cargó $ 10,000 a Ticketek en la cuenta AMEX (la tarjeta de crédito)”, sostuvo.
El resultado total de la compra fue 8 paquetes VIP, por ende no le quedó de otra que encontrar una solución. Su padre entendió la situación y le dijo que estuviera tranquila, pues solo quedaba encontrar compradores para revenderlos a sus amigos o familiares. La joven optó por desactivar los comentarios en la publicación dónde cuenta la anécdota.