La Navidad se celebra con todo en la residencia de ancianos de Suffolk, en Inglaterra. Comida, bebidas y juegos de mesa hacen que la fecha sea de las favoritas por parte de los abuelitos y abuelitas. Pero la parte preferida de todos es sin duda el árbol de los deseos: los residentes ponen en un papel su regalo o experiencia que les gustaría recibir. Y, al final de la noche, se sortea a un ganador para cumplir su deseo.

En general, las peticiones de los abuelitos son normales: paseos por la playa, ropa nueva, lana para tejer o correas para anteojos son las peticiones que más se repiten entre los papelitos del árbol. Pero este año, una abuelita decidió dejar la vergüenza de lado y escribir su verdadero deseo: un musculoso stripper disfrazado de bombero. Con grandes bíceps, si fuera posible. La historia se ha vuelto en .

Al leer la singular petición de la mujer, desde la dirección de la casa de retiro no dudaron ni un segundo y decidieron cumplirle el deseo de la desvergonzada abuelita, quien soñaba con ese deseo. Un par de semanas después del evento, un musculoso bombero entró a la residencia. Buscando entre los pasillos, encontró a la mujer sentada en la sala del hogar, conversando con una de sus tantas amigas.

El stripper giro la silla en la que estaba sentada la abuelita y comenzó su show. La música invadió la residencia y todos los inquilinos salieron de sus habitaciones para ver a qué se debía tanto alboroto. Pocos se esperaban ver a una de sus compañeras recibiendo un sensual baile de un hombre que ya estaba en su ropa interior, restregándole sus enormes bíceps en la cara mientras ella reía contagiosamente.

Cuando el baile llegó a su fin, calurosos aplausos y efusivos gritos celebraron la actuación del bombero, quien se salió del personaje para por fin conversar con la mujer. “Pienso que estuvo genial. Ojalá pudiera visitarnos todos los días. Me hizo sentir joven de nuevo, amé cada segundo”, dijo a la cadena BBC.

Por su parte, la administradora del hogar de ancianos, Sharlene Van Tonder dijo que cumplieron el ardiente deseo de la anciana porque “la vida en retiro no es sólo tejer o ver televisión”. Nos esmeramos para que no hayan límites y que cada día aquí sea diferente y divertido”, añadió.


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