Yulia Gorina tenía solamente cuatro años cuando viajaba en tren con su padre desde la capital bielorrusa Minsk hasta Osipóvichi. Durante el viaje, de 100 kilómetros de largo, el hombre se quedó dormido debido a que había consumido alcohol. Cuando abrió los ojos la niña había desaparecido.
Ocurrió el 1 de octubre de 1999, mismo día en que el hombre acudió a la policía junto a Liudmila, su esposa, para denunciar la desaparición. Le pequeña fue buscada intensamente, pero no hubo rastro de ella.
Los propios padres llegaron a ser incluidos en la investigación y fueron sometidos a una prueba de polígrafo para descartar que no fueron los responsables, descartándose finalmente su participación en la desaparición de Yulia.
Han pasado 20 años desde la desaparición, pero la familia pudo reencontrarse recientemente luego que Yulia, ahora de 24 años, descubriera su identidad gracias a una búsqueda por Internet, según informaron medios locales.
Tras buscar en línea términos como "niña, 4 años, desaparecida", llegó a un artículo en donde su madre manifestaba, a mediados del 2017, que todavía creía que su hija estaba viva.
"Me pongo a leerlo y comienzo a entender cuántas coincidencias había y se me empiezan a caer las lágrimas", afirmó la joven según recoge RT.
Durante todo este tiempo estuvo viviendo en Rusia, país al que, asegura, no sabe cómo llegó. Allí vivió con sus padres adoptivos, quienes indicaron que la menor solamente les contó que recordaba que unas personas la trasladaban por distintas casas y que la obligaban a pedir limosna. Asimismo, que solo recordaba su nombre y no su apellido.
Tras enterarse que sus padres la continuaban buscando se contactó con la policía de Bielorrusia y una semana después llegó a este país, en donde se reencontró con sus padres. Posteriormente, un examen de ADN demostró que efectivamente era la niña que había desaparecido hace 20 años.
Ella contó que está muy feliz de volver a reunirse con su familia. Por otra parte, las circunstancias detrás de su desaparición continúan siendo un misterio.