Una verdadera historia de amor no conoce fronteras ni distancias. Cuando dos personas se quieren y aman de verdad, vencen los obstáculos con tal de estar juntos. Esto fue lo que intentó hacer un joven mexicano con su novia italiana cuando se enteró que regresaría a su país.
Emilio Beta tiene 19 años y es un sobreviviente de cáncer. A pesar de que la enfermedad le arrebató una pierna, nunca se amilanó y, en la actualidad, se desempeña como conferencista y recorre distintas ciudades contando su historia de superación.
Sin embargo, algo no lo dejaba ser feliz completamente. Silvia, la chica de la que se enamoró, partió a su natal Italia, luego de concluir sus estudios de intercambio. Entre lágrimas, él le prometió mover cielo y tierra para reencontrase. Esta es su historia de amor que se volvió viral en Facebook. Léela con atención.
"Un día, hace 6 meses, estaba en el aeropuerto devastado porque la niña de la que me enamoré, y a la que le pedí que fuera mi novia, ahora regresaba a su casa, a Italia, su año de intercambio había terminado y ahora nos separábamos sin saber si algún día volveríamos a vernos. Ese día, le prometí que movería el mundo entero para volver a verla, mientras llorábamos le prometí que cruzaría el mundo por ella. Y así, ella subió al avión y se fue a casa, a más de 10 mil kilómetros de distancia.
Tristemente, cuando ella se fue, me di cuenta que le prometí algo que no podría lograr. Yo jamás he podido viajar tan lejos, es más, ni yo ni nadie en mi familia habíamos viajado tan lejos nunca. Con sólo 19 años y 250 pesos en la bolsa tuve que aceptar, dentro de mí,que quizá jamás nos volveríamos a ver.
Así comenzó nuestra relación a distancia. Las videollamadas se volvieron el mejor momento del día y el primer mes fue fácil. Siempre me peinaba y ponía ropa decente para verla. Pasó el tiempo y resistíamos fuertes, día tras día, hasta que entonces la distancia nos comenzó a matar y la primera discusión llegó tarde o temprano. Los celos tampoco faltaron. La extrañaba tanto y en ocasiones sufrí demasiado cuando ella estaba triste pues no soportaba la desesperación de verla en la pantalla y no poder abrazarla. No me da pena admitir que llegué a llorar.
Pasó el primer mes, el segundo, el tercero... y llegó el momento en el que supe que, si no nos veíamos pronto, todo iba a morir. ¡Carajo! Qué impotencia sentía al pensar que la extrañaba tanto y no podía hacer nada. Tenía todas las excusas del mundo para decir que no podía ir a verla, maldije todas y cada una de esas excusas hasta que decidí comenzar a ahorrar. Me olvidé de las fiestas, las cenas, cambié todos mis planes, trabajé y trabajé, ahorré y ahorré, me olvidé del Uber y comencé a caminar.
Hubieron días en los que sentía que moría del estrés y cuando ya no podía más, Silvia siempre estaba ahí confiando en mí. Por meses seguí, tanto fue que por primera vez en 5 años me enfermé por estrés. Pese a eso, poco a poco comenzamos a construir una realidad.
Mientras ahorraba, armaba un rompecabezas, compré un suéter para el frío de Italia, y luego unas botas. Después, comencé a estudiar el Italiano, “Ciao? Chao! Chiao?”. “Mi chiamo Emilio”. Vi cien mil videos sobre historia Italiana (y al final lo olvidé todo). Mientras todo esto sucedía, Silvia me enamoraba cada día más. Nos comimos el mundo día a día, mes tras mes hasta que entonces sucedió.
Escribo esto el primer día del año, y lo escribo desde la casa de Silvia, ella está a mi lado y se ve incluso más hermosa que el día que nos despedimos. Esta Navidad la vivimos juntos y también mi cumpleaños. Me presenté ante toda su familia, conté algunos chistes mexicanos y también traje tequila. Probé la pizza y el gelato.
Me cayeron lágrimas de emoción cuando me paré frente al Coliseo y me quedé sin aliento en la Capilla Sixtina, también me llevo increíble con sus amigos y ayer, en la noche, cuando en la fiesta terminó la cuenta regresiva, comenzamos el año con un beso de media noche.
Quiero decirte que el amor no tiene fronteras, ni conoce barreras. Te pido que ames, que ames con muchísima fuerza, que ames de cerca y de lejos, que no te importe lo que la gente diga, y tampoco aceptes amores pobres. Que tampoco te importe el tiempo ni la distancia, que tu amor sea fiel y que jamás te rindas. Si mientras leías esto pensaste en alguien en especial corre ahora a escribirle, aún estás a tiempo de comenzar el año con esa persona. Sobre todo, te pido que comiences este año amando.
Esperamos 6 meses, recorrimos 10 mil kilómetros y hoy comenzamos el año juntos. Te amo.