Una llega para demostrarnos que la astucia e ingenio pueden hacernos millonarios. Se trata de la historia del Erik Finman, quien dejó la secundaria para dedicarse a su propia empresa de educación digital creada con las ganancias de sus inversores en Bitcoin.

Todo empezó cuando tenía 12 años y recibió 1000 dólares como regalo de su abuela. Lejos de ser como cualquier niño que ansía gastar su dinero en juguetes y dulces, Erik decidió invertir su obsequio en el negocio de los Bitcoin.

Cuando el entonces niño tomó la decisión de incursionar en las finanzas del mundo virtual, el valor de la Bitcoin apenas alcanzaba los 20 dólares. Dos años más tarde, su inversión se había convertido en 100 mil dólares.

Con ese dinero, creó una compañía especializada en educación virtual llamada Botangle. Esta especie de institución digital les permitiría a los estudiantes frustrados encontrar profesores por videochat. Y es que al igual que sus potenciales clientes, Erik detestaba ir al colegio.

A inicios del 2015, un inversor le ofreció 100 000 dólares o 300 bitcoines por Botangle. Erik escogió la moneda virtual y desde ese momento ha retomado sus negocios en el mundo digital. Con solo 15 años, dejó el colegio e hizo una apuesta con sus padres: si al cumplir los 18 años ya era millonario, no lo obligarían a ir a la universidad. Hoy, acaba de cumplir la mayoría de edad y puede decir que finalmente ganó la apuesta.

A la fecha la moneda tiene un valor de 2.700 dólares la unidad. Es así que con un total de 403 bitcoins, Erik ha logrado acumular una fortuna de 1.09 millones de dólares.

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