
La inteligencia lingüística o inteligencia lingüístico-verbal es una forma de inteligencia humana vinculada con el lenguaje verbal y las capacidades de expresión lingüística, según lo establece el psicólogo estadounidense Howard Gardner (1943) en su Teoría de la inteligencia múltiple de 1983.
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La inteligencia lingüística se puede definir como la capacidad de usar las palabras de manera efectiva al escribirlas o al hablarlas, pudiendo así citar tres tipos de inteligencia lingüística: la oral o verbal y la escrita. Por ello, describe la capacidad sensitiva en el lenguaje hablado y en el escrito, la habilidad para aprender idiomas, comunicar ideas y lograr metas usando la capacidad lingüística.
Este tipo de inteligencia abarca el manejo de los idiomas, de la escritura, la expresión oral y los recursos poéticos. Las personas con alta inteligencia lingüística presentan una particular facilidad aprender idiomas, el manejo de las palabras o la organización del lenguaje, talentos comunes en cultores de la palabra oral o escrita, como escritores, traductores o abogados. Este tipo de inteligencia se conecta con la inteligencia musical y con la lógico-formal, dado que tiene que ver con la porción del cerebro capaz de reconocer y producir patrones y ritmos, en este caso expresados mediante lenguaje verbal.
La inteligencia lingüístico-verbal es una aptitud fundamental de los seres humanos, que inicia su desarrollo desde los primeros años de vida. Interrelaciona nuestro aparato fonador, nuestro lóbulo temporal del cerebro y la sociedad en la que nos desenvolvemos, pues el lenguaje es también un fenómeno social. No obstante, no nos limita únicamente a la capacidad de comunicar, sino también a la de vincular conceptos mediante símbolos o signos.
Esta inteligencia es normal en escritores, poetas, abogados, docentes, líderes carismáticos y otras profesiones que utilizan habilidades como la de comunicarse. Quienes poseen mayor inteligencia lingüística, suelen poseer mayores capacidades de transmisión y adquisición de saberes.
La inteligencia lingüística suele estar particularmente desarrollada en individuos con grandes dotes de oratoria, persuasión o capacidad de habla, como abogados, políticos o psicólogos, docentes, así como en los individuos políglotas, o en traductores, escritores, poetas y compositores de canciones. Es común en ellos el hábito de la lectura e incluso la escritura.
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