Las ollas de aluminio son alguna de las cosas que olvidamos limpiar a fondo en el hogar. Son muy resistente, pero van perdiendo su brillo con el paso del tiempo, adquiriendo un aspecto opaco. Y te habrás preguntado más de una vez cómo limpiarlas. Aquí te ofrecemos unos trucos caseros.
MÁS INFORMACIÓN | Así puedes quitar el olor a humedad de las toallas de baño
Si tomas en cuenta los siguientes remedios caseros para conservar tus ollas de aluminio de forma regular, lograrás que el metal no se ponga opaco y estará siempre reluciente y en buen estado, como si recién las hubieses comprado. A continuación, los mejores trucos para mantener estos utensilios de cocina.
1. Vinagre, harina y sal
- Agrega 1 cucharada de sal en 1 taza de vinagre blanco.
- Añade harina poco a poco mientras remueves para mezclar bien.
- Vierte esta mezcla sobre las ollas de aluminio con un paño, pero verifica primero que no causa daño en la superficie.
- Deja actuar 15 minutos, aunque puedes dejarlo hasta 1 hora en las zonas más afectadas.
- Enjuaga la olla con agua.
- Para terminar, seca y pule el aluminio con un paño.
2. Bicarbonato sódico y limón
Otro de los remedios caseros para limpiar las ollas de aluminio es limpiarlas frotando con una esponja impregnada con una mezcla de zumo de limón y bicarbonato de sodio para eliminar la suciedad.
También puedes utilizar pasta de dientes, pues contiene peróxido y bicarbonato de sodio. Coloca un poco de pasta de dientes en un trozo de papel seco y frota las ollas de aluminio realizando movimientos circulares hasta que se vayan las manchas acumuladas.
3. Kétchup
- Cubre el objeto a pulir con una capa fina de kétchup.
- Deja reposar unos 20 minutos.
- Frota con un paño suave ejerciendo presión.
- Enjuaga con agua tibia.
- Seca y pule la superficie con un paño suave.
4. Ceniza
Si ninguno de estos trucos caseros para lavar las ollas de aluminio funciona, puedes intentarlo utilizando ceniza de la siguiente manera:
- Limpia las ollas de aluminio cuando estén calientes y húmedas con una esponja de alambre o con un cepillo de dientes.
- Tras ello, añade 5 cucharadas de ceniza para pulir la superficie. Frota bien por el interior, los bordes y el fondo con cuidado de no rayar el esmalte si lo tuviera.
- Finalmente, limpia con un paño seco el exceso de ceniza. Si es necesario, puedes repetir el proceso de nuevo para conseguir más brillo.