El baño es una de las habitaciones con mayor uso en la casa y también una de las que más higiene requiere. Es usual que nos esforcemos en dejar el inodoro impecable y los azulejos brillando. Pero existe un elemento que pocas veces contemplamos a la hora de limpiar: el tanque de agua del inodoro.
¿Por qué limpiar el tanque del inodoro?
Podemos pensar que el tanque del inodoro está limpio, pues se suele recargar con agua nueva en cada uno. Sin embargo, sí es necesario mantener la higiene del inodoro. Esto debido a que, pese a no estar expuesto como la taza, el tanque también puede albergar suciedad.
Además, el principal problema que puede ocurrir es que se acumule el óxido o el moho.
IMPORTANTE: Utiliza guantes y lentes de seguridad durante todo el proceso de limpieza y nunca mezcles cloro con ningún producto.
Antes de empezar a limpiar el tanque del inodoro, hay que vaciarlo. Para ello hay que cerrar la llave del paso del agua y descargar el tanque jalando la palanca del inodoro.
Una vez que esté vacío, utiliza detergente en polvo en una esponja húmeda para frotar todos los lados del interior el tanque. Con un recipiente de plástico enjuaga las paredes del tanque. Abre el suministro del agua para que el tanque se llene. Cuando esto suceda, nuevamente cierra el paso del agua y descarga el tanque.
En caso de que el tanque del inodoro tenga manchas de óxido y moho, el orden será importante. Es mejor primero eliminar las manchas de óxido, ya que los productos para limpiar el moho pueden empeorar el otro tipo de mácula.
Una vez que hayas realizado la primera limpieza, se recomienda rociar un removedor de óxido directamente sobre las manchas del tanque. En este paso deberás utilizar un cepillo para frotar sobre la mancha. En caso de ser necesario, aplica más producto. Antes de emplear el removedor, lee las instrucciones de uso y asegúrate de que no interactúe con ningún otro producto químico, especialmente el cloro.
Una vez que hayas frotado las manchas con el removedor, tendrás que enjuagar las paredes del tanque. Para ello, debes volver a hacer el proceso de enjuague: llenar el tanque, cerrar el paso del agua y descargar el tanque. Se recomienda repetir este proceso las veces que sea necesario para garantizar que no quede rastro del removedor de óxido.
IMPORTANTE: La razón por la que no debe quedar rastro del removedor de óxido, es que la interacción de ese producto con un blanqueador y/o desinfectante puede producir vapores nocivos para el ser humano.
Cuando ya estés seguro que no queda removedor de óxido en el tanque, verifica que no quede agua e inspecciona dónde se encuentran las manchas de moho. Ahora deberás llenar el tanque con un galón de agua y con un tercio (1/3) de una taza de desinfectante.
Con una esponja o cepillo deberás frotar las paredes del tanque, siempre con guantes y lentes de protección.
El siguiente paso será el enjuague. Utiliza un recipiente de plástico para retirar el desinfectante de las paredes del tanque. Luego abre el paso del agua y descarga el inodoro. Repite el proceso hasta que se elimine todo rastro del producto químico. Recuerda, el cloro es peligroso si interactúa con otro producto.
Se recomienda que al menos dos veces al año se haga una limpieza profunda del tanque. Sin embargo, también se sugiere revisar cada tanto el tanque por si se requiere limpiar más frecuentemente debido a la acumulación de moho u óxido.
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