En octubre del 2017, una incesante tos preocupó a la familia Yataco Tasayco. Jesús, su hijo de apenas cinco años, no paraba de toser. Esta preocupación impulsó a la familia del pequeño Jesús a tomar un bus desde su natal Chincha con dirección hacia Lima.
Al llegar a la capital, los doctores le hicieron una serie de exámenes y llegaron a la conclusión que el problema era el corazón del niño. “Me dijeron que era muy grande. Yo no entendí, pero sabía que era grave”, detalla la señora Tasayco.
Se le realizaron otros exámenes a Jesús y el diagnóstico fue cardiomiopatía dilatada, una falla avanzada del corazón. “Se sinceraron y me dijeron que tenía tres meses para despedirme de él, que lo deje todo para acompañarlo. Mi vida se derrumbó al oír eso”, recuerda la madre.
Los padres de Jesús fueron a otro hospital, pero el mensaje era el mismo: la enfermedad era grave y sin posible solución. Mientras estaban en el pasillo del hospital, una señora los vio llorando y les preguntó el porqué de su tristeza. Entonces le contaron todo y ella les dio una sugerencia oportuna: pidan su traslado al Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de EsSalud.
Una operación exitosa
La familia de Jesús así lo hizo. Era marzo del 2018. En INCOR, con nuevos exámenes, los doctores señalaron que Jesús necesitaba un trasplante de corazón. “En julio del 2018 mi hijo entró a la lista de espera, ya se descompensaba”, detalla la madre. Una lista que a la fecha tiene alrededor de 7 mil pacientes aguardando por un donante.
David Gálvez, cardiólogo y presidente del Comité de Trasplante Cardiaco de INCOR de EsSalud, cuenta que el 12 de noviembre de 2018 recibió una alerta: hay un posible donante para Jesús. “Se pusieron en marcha los preparativos. Se avisó a la familia para que esté lista en caso se deba operar y dos equipos de profesionales empezaron a monitorear todo el proceso”, señala el cardiólogo.
El equipo de médicos tenía solo 4 horas para realizar la extracción del corazón del donante e implantarlo en el cuerpo del pequeño Jesús. Gracias a un trabajo de más de 40 personas, entre médicos y asistentes, lograron realizarlo en 2 horas y 9 minutos.
“En noviembre próximo se cumplirá un año del trasplante y mi hijo ha reaccionado muy bien. Es un niño feliz”, dice sonriendo la señora Tasayco. El desenlace positivo de esta historia solo pudo ser posible gracias a la donación de órganos. En nuestro país, solo 13% de la población adulta es donante.
Tú también puedes salvar a una vida, infórmate y súmate a la campaña “Yo dono vida” de EsSalud.