Admítelo: si eras niño a mediados de 1980, cada vez que veías a un niño decir “Optimus Prime” o “Bumblebee” a cualquier camión Freightliner de color rojo o Vokswagen amarillo que veía pasar, sabías que era fan de los Transformers en el acto. Y es que este clásico de los dibujos animados cautivó a toda una generación con sus carismáticos personajes y su línea de juguetes igual de alucinantes.
En el Perú, Transformers se emitía por la señal de América Televisión en los ahora extintos bloques dedicados al público infantil de los fines de semana, donde semana a semana éramos testigos de la eterna lucha entre los heroicos Autobots y los villanos Decepticons, dos razas de robots alienígenas que llegaron a la Tierra para hacerse con todas las fuentes de Energon para lograr el dominio de su planeta Cibertron (y en el caso de los últimos, también del Universo).
Una de las cosas que muchos de nosotros recordamos fue el magnífico doblaje al español latino en el que destacaban las participaciones de Edgar Wald y Alejandro Abdalah como Optimus Prime y Megatron, respectivamente. Cada diálogo que ambos compartían eran soberbios y dejaron muchas frases que todo fanático de los Transformers evocan con mucho cariño.
Esa, en pocas palabras, era la trama principal de los Transformers que todos conocemos y recordamos con cariño pero su historia es de por sí más compleja, ya que abarca muchas temporadas, spin-offs y múltiples series de cómics a lo largo de los años que sería una tarea titánica de encapsular en una sola nota así que solo nos centraremos en lo que vimos en las pantallas de nuestros televisores cuando crecíamos.
Por ejemplo, ¿sabías que Transformers empezó como una estrategia de una conocida compañía de juguetes para vender sus productos? Hasbro se inspiró en las líneas japonesas Microman, Diaclone y MicroChange para sus míticos robots que podían convertirse en vehículos motorizados, aviones, armas y una amplia gama de dispositivos tecnológicos simplemente cambiando su paleta de colores y modificando sus modelos base.
En 1984, en Estados Unidos las restricciones para colocar contenido promocional en los programas infantiles se levantaron y Hasbro vio la oportunidad de repetir el éxito que alcanzó con su línea G.I. Joe: A Real American Hero y crear una estrategia de marketing de tres partes: la línea de juguetes, una saga de historietas a cargo de Marvel Comics y una serie animada co-producida por Marvel Productions y el estudio de animación de Sunbow Productions.
Pero si hay alguien a quien atribuirle el crédito de ese look distintivo de los Transformers que ha perdurado en el tiempo es el japonés Shohei Kohara, responsable de la creación y antropoformización de los personajes de la línea de juguetes para facilitar su paso a los cómics y a los dibujos animados. Sus ideas fueron a su vez simplificadas por Floro Dery, quien pasaría a ser el diseñador líder de la serie y creador de muchos conceptos y diseños a futuro.
Volviendo a la serie animada, Transformers constó de cuatro temporadas y una película que sirvió como enlace entre la segunda y la tercera, que explicaba algunos eventos como la asunción de Hot Rod (ahora Rodimus Prime) como nuevo líder de los Autobots tras la muerte de Optimus Prime. Posteriormente, habría una quinta temporada pero solo era una reedición de la cinta animada hecha capítulos y unos cuantos episodios memorables.
Tuvieron que pasar varios años para que nuevamente volvamos a escuchar de Transformers pero los resultados no fueron del completo agrado de aquellos que crecimos con la serie animada y la línea de juguetes. Y es que las taquilleras películas a cargo de Michael Bay, llenas de efectos especiales y enormes explosiones al puro estilo de Hollywood que acompañan a las tramas sin sentido, tienen como único objetivo vender toda clase de mercancía relacionada a ellas sin aportar mucho a la rica historia de este clásico de la animación.
Hasta la próxima semana cuando nos enfrasquemos en otro viaje a la nostalgia en su sección 'Te acuerdas de...'.
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