Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un delicioso sudado de cachema con limón y rodajas de rocoto, servido con arrocito blanco y yuca sancochada, tras la agotadora jornada electoral de ayer. “María, es indignante que el siniestro , quien está condenado a 25 años de prisión por robos y crímenes de lesa humanidad, viva en una especie de suite de hotel en la Base Naval del Callao, donde ocupa dos celdas, cuenta con terraza con plantas, mesa al aire libre y otras gollerías. Pero lo principal es que ¡¡tenía un teléfono celular con el que se comunicaba con el exterior!!

Todo esto se descubre cuando Vladimiro Montesinos lucha contra el Estado peruano para que no repatrien 15 millones de dólares que tenía escondidos en un banco de Luxemburgo, y que provienen de coimas por la compra de tres aviones que las Fuerzas Armadas hicieron a Rusia por 117 millones de dólares. El ‘Doc’ cuenta en Europa con un abogado en Luxemburgo y otro en España, quienes luchan por ese dinero y de seguro coordinaba para quedarse con esa fortuna. Esto es increíble. Todo el Perú estaba convencido de que en la referida Base Naval, por estar en manos de la Marina, la seguridad y la disciplina eran ejemplares. Que prácticamente era imposible que los internos pudieran tener un celular. Que estaban tan bien vigilados que ya no podían coordinar más delitos con sus secuaces en las calles. Tremendo error. Todos nos equivocamos.

¡¡Y en ese lugar fue puesto hace poco el sanguinario Gerson Gálvez Calle, Caracol!!, acusado de dirigir una organización del narcotráfico que además ha perpetrado innumerables asesinatos por sicariato, extorsiones y otros graves delitos. Caracol estaba feliz cuando decidieron mandarlo a ‘Piedras gordas’, una prisión que de máxima seguridad solo tiene el nombre, y donde están encerrados varios miembros de su banda que lo recibieron con los brazos abiertos. Seguiría reinando como antes hizo en la cárcel ‘Sarita Colonia’ del Callao donde, según la policía, traficaba don drogas y era el ‘taita’.

Pero la fuerte presión de la prensa, que exigía sea trasladado a un penal alejado como el de Challapalca, para cortarle las comunicaciones con sus compinches en las calles, hizo que finalmente lo pongan en una celda de la Base Naval. Pero si en ese lugar el control no es lo bueno que se creía, entonces el temible Caracol, acostumbrado a mover cientos de miles de dólares para corromper autoridades, podría seguir dirigiendo a su banda desde su encierro. Esto es una vergüenza y un escándalo que merece la salida de las autoridades responsables, quienes se han especializado en untarse con aceite porque todo les resbala. Con ellos no es”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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