El fotógrafo Gary habla sobre el uso de niños en las campañas políticas.
El fotógrafo Gary habla sobre el uso de niños en las campañas políticas.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudado de pescado con rocotito y limón, servido con arroz blanco y papas sancochadas. “María, en los últimos días ha aparecido en los medios de comunicación una comentada campaña del Unicef, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. En ella, se pide a los ciudadanos tomar una foto a los candidatos a la Presidencia que besen a niños para hacerse propaganda. Esa imagen deben subirla al Facebook de Generación I para que todos exijamos a ese postulante una propuesta en favor de la niñez. La iniciativa me parece loable, hecha con la mejor intención y ojalá tenga buen resultado. Sin embargo, mi querida María, este fotógrafo no está de acuerdo por algunas razones. En primer lugar porque esos besos, que deben expresar aprecio, cariño y amor son falsos y solo se hacen para ganar votos. Es evidente que los candidatos que levantan, abrazan y besan a menores ante un grupo de personas o los medios de prensa no lo hacen porque les tengan cariño (pues, nunca antes los vieron y seguramente jamás los volverán a ver), sino porque quieren votos. Siento vergüenza ajena, especialmente, cuando lo hacen candidatos que no reconocen a sus propios hijos o, aprovechándose de su dinero, embarazaron a menores de edad.

Lo segundo es porque resulta un contrasentido que un extraño, porque eso son estos postulantes, besen a niños cuando en este país abundan los pedófilos. Hay miles de esas bestias agazapadas en las redes sociales, en colegios, iglesias y otras instituciones que les aseguren el contacto permanente con menores para, a través de engaños, ganarse su confianza y afecto y así poder abusar de ellos. Por eso, más bien, deberíamos enseñar a nuestros pequeños a que no se dejen tocar o besar por cualquiera, mucho menos por un desconocido. Yo, particularmente, jamás entregaría a mi engreído a ningún extraño, en este caso un candidato. Otra razón es por simple higiene. Ese postulante desesperado por votos se la ha pasado abrazando, dando la mano y besando a cientos de desconocidos y así, lleno de peligrosos gérmenes (como el bacilo de Koch, la bacteria de la mortal tuberculosis) se atreve a agarrar a niños y hasta bebés, exponiéndolos a incontables enfermedades. Un asco. Mejor deberíamos exigirles que dejen de intentar engañar a los electores fingiendo afecto por nuestros menores. Los padres deberían pensar un poco más en sus hijos, en sus sentimientos por ejemplo, antes de someterlos a la tortura de ser entregados a desconocidos. Y claro que debemos exigir a los aspirantes a la Presidencia más propuestas y acciones en favor de la niñez, sobre todo cuando hay miles de ellos pidiendo limosna a diario en los semáforos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudado de pescado con rocotito y limón, servido con arroz blanco y papas sancochadas. “María, en los últimos días ha aparecido en los medios de comunicación una comentada campaña del Unicef, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. En ella, se pide a los ciudadanos tomar una foto a los candidatos a la Presidencia que besen a niños para hacerse propaganda. Esa imagen deben subirla al Facebook de Generación I para que todos exijamos a ese postulante una propuesta en favor de la niñez. La iniciativa me parece loable, hecha con la mejor intención y ojalá tenga buen resultado. Sin embargo, mi querida María, este fotógrafo no está de acuerdo por algunas razones. En primer lugar porque esos besos, que deben expresar aprecio, cariño y amor son falsos y solo se hacen para ganar votos. Es evidente que los candidatos que levantan, abrazan y besan a menores ante un grupo de personas o los medios de prensa no lo hacen porque les tengan cariño (pues, nunca antes los vieron y seguramente jamás los volverán a ver), sino porque quieren votos. Siento vergüenza ajena, especialmente, cuando lo hacen candidatos que no reconocen a sus propios hijos o, aprovechándose de su dinero, embarazaron a menores de edad.

Lo segundo es porque resulta un contrasentido que un extraño, porque eso son estos postulantes, besen a niños cuando en este país abundan los pedófilos. Hay miles de esas bestias agazapadas en las redes sociales, en colegios, iglesias y otras instituciones que les aseguren el contacto permanente con menores para, a través de engaños, ganarse su confianza y afecto y así poder abusar de ellos. Por eso, más bien, deberíamos enseñar a nuestros pequeños a que no se dejen tocar o besar por cualquiera, mucho menos por un desconocido. Yo, particularmente, jamás entregaría a mi engreído a ningún extraño, en este caso un candidato. Otra razón es por simple higiene. Ese postulante desesperado por votos se la ha pasado abrazando, dando la mano y besando a cientos de desconocidos y así, lleno de peligrosos gérmenes (como el bacilo de Koch, la bacteria de la mortal tuberculosis) se atreve a agarrar a niños y hasta bebés, exponiéndolos a incontables enfermedades. Un asco. Mejor deberíamos exigirles que dejen de intentar engañar a los electores fingiendo afecto por nuestros menores. Los padres deberían pensar un poco más en sus hijos, en sus sentimientos por ejemplo, antes de someterlos a la tortura de ser entregados a desconocidos. Y claro que debemos exigir a los aspirantes a la Presidencia más propuestas y acciones en favor de la niñez, sobre todo cuando hay miles de ellos pidiendo limosna a diario en los semáforos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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