Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su rico arroz con pato con salsa criolla y harto rocotito molido. Para calmar la sed, pidió una jarrita de limonada. “María, llegó a la Redacción, mi amigo el marketero y periodista ayacuchano Malcom Mendocha. ‘Gary, quedé impresionado, al saber que Thalía, la ‘Diosa azteca’, ¡se olvidó la letra!, cantando el hit ‘Equivocada’. No le quedó más que sincerarse frente a la pantalla de ‘Univisión’, que sufre de dislexia, enfermedad de aprendizaje y memoria.
Recordé cuando Thalía llegó solterita y convertida en ‘Reina de telenovelas’, con su divertido personaje de ‘María Mercedes’. La entrevisté en el hotel ‘Sheraton’. Me asombraron sus pronunciadas cejas, labios que seducen y ojos color caramelo. Tenía el cabello alborotado, con mechón rubio. Vestía casaca roja, que dejaba ver su cadera de infarto. Me dijo: ‘¡Qué ondas!, ándale apapáchame, no sea menso’. Boquiabierto, sentí su generosa ‘pechonalidad’ cuando la abracé.
Vigilada por su regia madre Yolanda, Thalía comentó que era la menor de cinco hermanas y engreída de papá Ernesto, prestigioso científico. Con 5 añitos, besó a su padre en estado de coma y al fallecer ¡quedó traumada! Su mamá tuvo que internarla con tratamiento psicológico.
Haciendo un paso de ballet, Thalía sostuvo que añoró ser campeona olímpica. Después, actuando en ‘Quinceañera’, con asombrosa cinturita, se encumbró en el pop latino, sacudiendo el escenario al compás de ‘Piel morena’, ‘Amor a la mexicana’.
La sorprendí, obsequiándole un auténtico tapiz ayacuchano y exclamó: ‘¡Híjole!, qué padrísimo. Lo voy a colocar en la entrada de mi residencia. Gracias cuate’. Y besó mi cachete.
Luego, el dinámico disc-jockey de radio ‘Panamericana’, Javier Vásquez, me hizo subir a la azotea de la estación, para verla cantar ‘La vida en rosa’, con guantes, lentes de su marca y en alucinante polo, ante una ferviente multitud. Ahí Thalía reafirmó: ‘Me voy agradecida y ¡endeudada!, por tanto cariño’. Y cumplió su promesa, cuando interpretó: ‘Gracias’, de nuestro Gian Marco, en la despedida del genial ‘Chespirito’.
Se casó con el presidente de Sony, Tommy Mottola, asistiendo a la boda Michael Jackson y la entendí con su éxito, ‘A quién le importa’. Tiene dos hijos. Aún conserva su glamour y no olvida el aplauso peruano’”. Pucha, el señor Malcom tiene razón, pobre Thalía. Me voy, cuídense.