Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz con pollo con tiritas de pimiento, salsa criolla y para tomar un refresco friecito de cocona. “María, la delincuencia ha tomado las calles de Lima. No es ninguna frase hecha, ni nada que la gente no sepa. Sicarios, extorsionadores, asaltantes y otras lacras roban y matan cuando y donde les da la gana, porque han perdido cualquier respeto a la autoridad. El asalto perpetrado por unos ‘marcas’ pocos minutos antes del mediodía a un automóvil que ingresaba a la Vía Expresa, con dirección al Centro de Lima, y que acabó con un muerto y un herido, demuestra el increíble grado de inseguridad en que vivimos.
¿Quién tiene la culpa? Los gobernantes, pero sobre todo Ollanta Humala, porque en casi cinco años de gobierno hizo muy poco por solucionar la crisis. No puede ser que el atraco de ayer haya ocurrido a plena luz del día, cerca a la comisaría de Lince y de la sede de Requisitorias de la PNP. Al fallecido, quien era un cambista de dólares, dueño de casas de cambio en el jirón Ocoña, los pistoleros encapuchados lo balearon sin compasión varias veces dentro del carro, segundos después de cerrarles el paso con un moderno y veloz BMW.Al chofer lo hirieron y el tercer ocupante del auto asaltado salió ileso. Luego de apoderarse de dos maletines, que aparentemente contenían dinero, los criminales se subieron a su auto y huyeron rumbo al Centro de Lima.
Los testigos cuentan que apareció un patrullero que intentó perseguirlos, pero los asesinos los burlaron rápidamente. Me pregunto: ¿cómo es posible que en los accesos al ‘Zanjón’ no haya ningún policía? Más cuando en esta importante vía se han perpetrado numerosos atracos y crímenes, el más sonado en el 2010, cuando una banda de ‘marcas’ disparó a la pequeña Romina dejándola cuadripléjica. El angelito murió hace unos días luego de luchar por su vida durante todos estos años. Humala fue elegido porque muchos peruanos votaron por él creyendo que, por ser un militar, sería capaz de acabar con la delincuencia que acogota al país.
Pero el mandatario resultó un fiasco, una tremenda decepción, y por eso tiene hoy los tremendos niveles de desaprobación de la gente que ya no lo aguanta. Los peruanos esperamos que el próximo presidente sí sea capaz de enfrentarse a la delincuencia y comience a derrotarla. Si no hacemos algo, la situación empeorará y entonces dejaremos a nuestros hijos un país convertido en una Tijuana o el Medellín sangriento de los años 80”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.