Terremoto en Ecuador: El ‘Búho’ revive los sismos de gran magnitud que le tocó vivir - 1
Terremoto en Ecuador: El ‘Búho’ revive los sismos de gran magnitud que le tocó vivir - 1

Este Búho está consternado por el violento . Ninguna nación está libre de sufrir una desgracia de esa magnitud y por eso felicito todas las iniciativas del gobierno y la empresa privada para dar ayuda a nuestros vecinos que están padeciendo de hambre, sed y mucho dolor. He vivido treinta años en un edificio de cuatro pisos, en Mirones, donde sufrí los dos peores terremotos de los últimos tiempos. El del año 1970, a las tres de la tarde. Ese día había visto la inauguración del Mundial de México, un aburridazo partido entre los aztecas y la URSS, que terminó cero a cero. Después de comer empezó el sismo. Mi viejo tenía una norma, nadie baja al primer piso. Todos nos colocábamos debajo del dintel de la puerta.

Abrazados mis padres y mis hermanos. Se los juro que todos gritaban lo mismo: ‘¡Aplaca tu ira, Señor!’. Yo me puse a pensar ‘¿Dios puede ser tan malo para castigar así a gente inocente?’. ‘¡Señor de los Milagros, ayúdanos!’, gritaba mi abuela. Los edificios de la Unidad Vecinal de Mirones eran antisísmicos, una buena obra del arquitecto Fernando Belaunde, pero las escaleras se movían y parecía que se iban a desprender del edificio. Todas las lunas de los primeros pisos se destruyeron y daba la sensación que el inmueble se iba a hundir. Esa tarde todos nos encerramos en el dormitorio de mis padres, viendo televisión en la cama. Por primera vez escuchaba nombres como Yungay, Huaraz, Ranrahirca.

Humberto Martínez Morosini, con cara de velorio, relataba que había miles de muertos. Las palabras aluvión, huaico, se repetían. Una cosa es sentir un temblor en un primer piso y otra, muy distinta, en un edificio. Lo puedo jurar. Otro terremoto me agarró en el cuarto piso de Mirones. El bravazo de octubre de 1974. Esa mañana, a las nueve, bajé a la cocina a tomar mi desayuno. Mi viejita se había ido al mercado. Ni bien me senté a la mesa, comenzó. Mi taza de leche se balanceaba. El refrigerador empezó a inclinarse. Salí a la puerta y vi cómo el edificio del frente se movía de forma alucinante.

Muchos años después, siendo ya periodista, me tocó sentir un violento sismo en un edificio antiguo en un sétimo piso. Fue horrible. Para colmo nos quedamos atrapados en la salida de emergencia. Vi a muchas colegas al borde de un ataque de nervios. Como el terremoto que azotó Pisco fue a las siete de la noche, teníamos que trabajar la edición, pero nadie quería volver. Tuvimos que ponernos fuertes y ordenar el regreso a la Redacción. Los periodistas no podemos darnos el lujo de abandonar el trabajo. La noticia es la noticia. Mandamos a sus casas a las mujeres más nerviosas, que iban a atrasar el cierre e hicimos una edición de lujo.

El pueblo es consciente de que vivimos en una zona sísmica y que cada período de tiempo vamos a sufrir un terremoto. Como en las costas de Estados Unidos y el Caribe, donde esperan los terribles huracanes. Por eso, no me sorprendió que en el Perú, la película ‘Terremoto: La falla de San Andrés’ se convirtió en un exitazo de taquilla. Es que los peruanos somos masoquistas. Para los jóvenes, esa cinta es una novedad porque no habían nacido cuando se estrenó su predecesora, la pionera y espectacular ‘Terremoto’ con el sistema de sonido Sensurround, que marcó historia y que este columnista la vio chibolo en el cine ‘Roma’.

En el nuevo filme ‘Terremoto, la falla de San Andrés’, Dwayne Johnson, ‘La roca’, interpreta a Ray Gaines, un piloto de helicóptero de los bomberos que, en el preciso instante que se produce un devastador sismo de 9.6 en la escala de Richter, sobrevuela la ciudad eludiendo rascacielos que se derrumban y ¡oh, sorpresa!, en medio de la destrucción y las nubes de polvo, logra divisar a ¡¡su exesposa Emma!! (Carla Gugino), a quien salva milagrosamente y juntos emprenden la búsqueda de su única hija, Blake (Alexandra Daddario). Después de más de 40 años, los efectos especiales del nuevo filme superan a los de la cinta original, ‘Terremoto’, protagonizada por Charlton Heston.

Debemos ser conscientes de que la única manera de evitar muertes en los sismos, es siguiendo las instrucciones de Defensa Civil y evacuando de una vez las precarias viviendas que según expertos en movimientos telúricos serán una tumba segura en caso de un terremoto de grado 8. Y aquí no tendremos a ‘La roca’ con su helicóptero para salvar a la gente. Apago el televisor.

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