Este Búho se entera de que la entrañable cuelga las tangas y lentejuelas. Ayer, a través del Facebook, y no puedo evitar ingresar al túnel del tiempo. Creo que ningún periodista, en actividad, conoce a la ‘Chuchi’ tanto como yo. Cuando era un periodista jovencito, la fui a entrevistar para una revista que ahora yace en el cementerio de papel. En ese tiempo, en los 80, era una belleza, sin cirugías y andaba del brazo del inmenso Polo Campos.

Era Miss Tanga y trabajaba como recepcionista de Panamericana, en los mejores tiempos de ‘Papaúpa’. Era una chiquilla espectacular y me resultó muy graciosa porque se inventaba una vida de ficción, que había estudiado en un colegio exclusivo de Ica y que soñaba ser monja. Pensaba que me estaba ‘relojeando’, pero yo me reía por dentro. Después, en el año 1991, una Susy Díaz más madura me recibió en su departamentito de Miraflores. Todavía no se había hecho esas extrañas operaciones en la cara. Estaba, creo, en su esplendor. Esa mañana despidió a mi fotógrafa, la entrañable Silvia Izquierdo, para que la entreviste ‘personalmente’. Ingresó a su dormitorio y salió con un babydoll que mataría de infarto a un hombre pasados los 50 años.

No les miento, en las dos horas que pasé en el ‘depa’ miraflorino de Susy Díaz, recibió llamadas de la compañía de teléfonos, de Sedapal, de seguros y a todos les decía lo mismo: ‘Amiguito, pasa por mi casa mañana, gracias. No me pongas mora, te voy a pagar muy bien…’. Todavía no era congresista. Una vez me llamó y me dijo: ‘Flaco, estoy enamorada. Anda a la Máquina del Sabor de la avenida Venezuela, allí vas a ver a mi amorsote. Click’. Me quedé helado, era nada menos que un famoso empresario taurino y congresista. Un hombre muy viejo para ella. Pero esa noche, la bailarina se emborrachó. De una mesa la estaban fastidiando y ella, que estaba con una minifalda de infarto, ¿saben lo que hizo? Se sacó algo de debajo de su ropa y se lo lanzó a los atrevidos.

Yo tengo ese recuerdo porque estaba con mi amiga, la recordada ‘Guardia Serafina’, Roxana Ávalos, y su pareja, un tío maduro con el que jugaba ajedrez en el diario ‘El Peruano’. Un periodista talentoso y a la vez juerguero. Después pasaron los años y mis grandes amigas, las periodistas Iris Samanamud y Carla Chévez, me dijeron: ‘Pico, Susy Díaz quiere que la asesoremos para su candidatura al Congreso’. Ambas le dieron esa genial idea de pegarse un ‘13’ en el trasero. Una de sus frases preferidas es ‘Vive la vida y no dejes que la vida te viva’. Susy en el Congreso se hizo tristemente célebre porque en la votación trascendental para impedir la re-reelección de Fujimori, se fue extrañamente a Arica ‘invitada por el Doc’.

Por ello la enjuiciaron y condenaron. Por eso pagó 200 mil soles de reparación civil con el dolor de su corazón. Dio el ejemplo a muchos políticos sinvergüenzas, corruptos y millonarios que se niegan a pagar durante años un solo centavo de reparación civil. Desde entonces, ha corrido mucha agua bajo el puente. Años después, Susy Díaz tuvo la excentricidad, porque no puedo calificarlo de otra forma, de casarse con un tipo ¡como Andy V! del que, por supuesto, terminó separándose. Susy se jubila de los escenarios y puedo afirmar que Chollywood no será lo mismo sin ella. Apago el televisor.

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