El Chato Matta llegó al restaurante por un tiradito tricolor de cojinova y una cachema frita con arroz blanco y ensalada fresca. Para beber, se pidió una jarra de limonada . “María, el famoso doctor Chotillo me mandó un mensaje de texto. ‘Chatito, estoy preocupado. Baja urgente donde el tío Felipe, Pancholón está mal’. Llegué y el cirujano estaba pensativo. ‘Causita me dijo, Pancho ahorita está sedado, pues entró en shock. El viernes estaba durmiendo plácidamente en su casa con su pareja, y en eso se levantó de un salto a las 3 de la mañana. ‘Amochito, me voy. Tengo que llegar a mi casa antes de que amanezca, sino mi mujer me mata. Toma 20 soles para tu taxi, yo te llamo’. Su señora lo agarró a cachetadones. ‘Oye, cochino de m…, esta es tu casa, ¿de qué ‘Posada’ hablas?’. El maestro creía que estaba en el hotel con su psicóloga. Pero esa fue la gota que derramó el vaso. Desde hace tres meses, Panchito sufre lo que los psicólogos norteamericanos denominan: el síndrome del infiel. Ya está perdiendo la noción de la realidad y se está volviendo paranoico. Por ejemplo, la vez pasada llegó del trabajo a su casa y su empleada le abrió la puerta. Pancho le dio cien soles, sacó su DNI y le dijo: ‘Dame la mejor habitación con jacuzzi y súbeme dos cervezas heladitas’. ¡Imagínate, y eso que no estaba mareado!
Según los estudios, ese síndrome también lo padeció el gran actor Michael Douglas , después que filmó ‘Atracción fatal’ y ‘Bajos instintos’ donde tenía relaciones todos los días con mujeres diferentes. Pancho agarró la costumbre de ‘ir de cacería’ con su tremendo camionetón a San Martín y el Callao. Después de brindar y escuchar música, se encerraba en ‘La posada’. Está enfermo de sexo . Por eso, siempre lo veíamos ojeroso. La semana pasada le organicé una encerrona con la bailarina de la televisión, la ‘actriz’ que chambea en el banco, la ‘diabla’ que vive por la Fiscalía y las ‘tremendas’ de Ripley. En pleno tono, le dije: ‘Maestro, su regalo está en la suite’. Cindy, su bebita preferida, lo esperaba en la cama de agua con un babydoll espectacular. No duró ni dos minutos y se quedó dormido. Cuando despertó me dijo: ‘Hijo, sé que soy la envidia de muchos. He sido, soy y seré partidor. He tenido los mejores pantaloncitos y armo las mejores encerronas, donde siempre fui el rey. Pero en estos días me siento muy mal. Cada vez que suena mi celular, salto hasta el techo. Confundo los tiempos y lugares. Siento que una mujer me persigue para atacarme con un cuchillo. Tengo miedo que me filmen o salgan mis audios en la televisión. La otra vez le dije a mi mujer en el cuarto: ‘¡Señorita, por qué no cambian las sábanas. Están sucias, me voy a quejar al administrador que es mi causa!’ Pucha, ahorita está en cura de sueño. Ojalá salga bien de esta, porque Pancho encima está mal de la próstata y el otro día le dio taquicardia”. Pucha, qué tal historia y qué triste final para un mujeriego. Me voy, cuídense.
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