El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un espectacular adobito de chancho, estilo arequipeño, con arroz blanco graneadito, y una tasa de anís calentita. “María, el Director me mandó a cubrir el sábado el primer recorrido de la procesión del ‘Señor de los Milagros’. Tuve la oportunidad de ver al ‘Cristo Moreno’ de cerquita y, la verdad, la imagen irradia una luz maravillosa. Comprobé también que la devoción del pueblo peruano es muy grande. Los miembros de la hermandad cargando las andas, las sahumadoras quemando incienso a su paso, los devotos cumpliendo penitencia y miles de personas que oraban. Realmente fue impresionante. En varios pasajes del recorrido, la emoción y la fe embargaban tanto a la gente que muchos derramaban lágrimas. Estas no son producto de la cucufatería o hipocresía, sino que realmente sienten que la Sagrada Imagen les ha cumplido o les cumplirá algún milagro. Pero todo esto me trae a la mente la historia del ‘Cristo de Pachacamilla’. Cuentan que allá por el siglo XVII, un moreno esclavo -algunos dicen que fue Pedro Falcón y otros que fue Benito, ambos de casta angoleña- pintó la imagen de un Cristo crucificado, la cual hasta ahora se puede apreciar en el Altar Mayor del Santuario de Las Nazarenas.
Se dice que el 13 de noviembre de 1655, un terrible terremoto sacudió Lima y Callao, derrumbando toda construcción que había en esos años. El movimiento telúrico también afectó la zona donde estaban los negros esclavos, todas las paredes se desplomaron, produciéndose entonces el milagro: el débil muro de adobe, donde se erguía la imagen de Cristo, quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento. De allí, en adelante, la historia es conocida. Años más tarde, se construyeron las andas del ‘Cristo Moreno’ y la procesión comenzó a recorrer las calles de Lima. Sin temor a equivocarme, debe ser una de las demostraciones de fe religiosa más grande del planeta. Ahora, aprovechemos que el ‘Señor’ está derramando sus bendiciones sobre nosotros para actuar siempre de buena fe, respetando a nuestro prójimo, sin desear mal a nadie. Es importante inculcarle buenos valores a nuestros hijos, que respeten a los mayores, que estudien para que sean personas de bien. Ahora que vivimos en un mundo lleno de violencia, envidia y maldad, donde mucha gente pierde la cabeza por dinero fácil, es fundamental reforzar los valores en el hogar”. Pucha, qué bonitas las palabras de Gary. A veces escucho a algunas personas en la televisión hablar mal de la Iglesia Católica y del fervor de los peruanos. Me parece muy mal, hay que respetar las creencias religiosas de nuestro pueblo. Me voy, cuídense.
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