El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su rico bufé criollo con cau-cau, carapulcra, olluquito, cebichito y ají de gallina con arrocito blanco. Para la sed, pidió una jarrita de chicha morada heladita. “María, llegó a la redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha. ‘Gary, tuve la fortuna de atender al genial Willie Colón cuando llegó al Perú. Me recibió en la suite y se entabló una bonita amistad. Le decían ‘El malo de Bronx’.
Quedé impresionado con su espeso bigote y mirada cálida. Lucía saco negro. Cuando Willie Colón recogió las mangas, logré ver sus frondosos vellos. Era de mediana estatura, por eso entendí sus botines de charol, con tacos altos aperillados. Ahí nomás, ordené choritos a la chalaca. El también piloto civil exclamó: ‘¡Epa Malcom, qué sabroso, vamos a un ‘bonche’!’, y nos matamos de risa.
Le pregunté: ‘¿Recuerdas tu primer regalo de Navidad?’. Suspiró y evocó: ‘Brother, con sacrificio fui criado por mi abuelita. Aun así, me regaló un clarinete y le tocaba melodías, haciéndola dormir’.
Los inicios de Willie Colón fueron duros. Ilusionado, llegó a la disquera ‘Futura’. Para su mala suerte, la fábrica cerró por bajas ventas y se quedó sentado en la puerta, abrazado a su primer modesto trombón. Hasta que llegó el día de su suerte, a los 17 años, cuando alternó con ¡los monstruos de la ‘Fania All Star'.
Su envolvente voz y la sonoridad que le puso a los temas sociales, lo encumbraron al ritmo de ‘Che che colé’, ‘Calle luna, calle sol’ y ‘La murga de Panamá’.
Convertido en indiscutible productor, Willie Colón sostuvo: ‘Pana, cuando voy a la ‘Gran Manzana’ (Nueva York), visito a mi gente del ‘bloque’ (barrio) y armamos tremendo rumbón’.
Como cronista, ¡lo invité a la sala de redacción! para un memorable homenaje. Le obsequié un alucinante trombón, que lo compré en la plaza ‘2 de Mayo’. Brillaron los ojos del apacible neoyorquino. Para sorpresa, pegó sus labios a la boquilla y soplando con alma boricua, soltó las sentidas notas de ‘Aires de Navidad’.
Llenó de nostalgia nuestros corazones y abrazados en interminable ronda, entonamos el clásico: ‘...Se acerca la Navidad, y a todos nos va a alegrar. El jibarito cantando aires de felicidad...”.
Elegido por la comunidad hispana para encender las tradicionales fiestas en Nueva York, Willie Colón cumplió su promesa de tocar ante el mundo el álbum ‘Asalto navideño’, ¡con el regalo del pueblo peruano!’”. Pucha, el señor Malcom siempre se codea con los más grandes. Me voy, cuídense.