Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un puré de papas amarillas con un churrasco a la inglesa bien jugosito y, para tomar, un chop de chicha morada fría. “María, en las últimas semanas, han aumentado los asaltos de bandas fuertemente armadas a agencias bancarias, a plena luz del día y cuando están llenas de clientes. Me hace recordar a los años 80, cuando los atracos a bancos llegaron a ocurrir casi a diario, con cinematográficas balaceras en las calles del centro de Lima.
Oswaldo Gonzales Morales, ‘Django’, fue tal vez el más famoso asaltabancos de esa época, pues robó unos 200, muchos de ellos con la ayuda de su cómplice y pareja, la ‘Chica dinamita’, quien antes había sido pareja de Carlos Dávila, ‘Pistolita’, secuaz y amigo de ‘Django’, quien murió tras un robo. Ella era de Los Barracones del Callao y su apelativo se debía a que entraba a los bancos a robar sosteniendo un cartucho de dinamita en una mano y en la otra un encendedor. ‘Django’ saca pecho porque jamás, asegura, mató a nadie en esos atracos. Los delincuentes de antes también eran crueles y asesinaban, pero en general respetaban ciertos códigos.
Hasta hoy, varias décadas después de la muerte de Luis D’Unián Dulanto, ‘Tatán’, su nombre es recordado con respeto en Barrios Altos, su barrio, pues aparte de robarle a los ricos y repartir las ganancias algunas veces entre sus vecinos pobres de ‘Las Carrozas’, respetaba a mujeres, niños y ancianos. Hoy, la situación es completamente distinta. Bandas de ‘marcas’, extorsionadores, secuestradores y sicarios matan hasta por gusto y no dudan un segundo en disparar precisamente a mujeres, niños y ancianos por 5 soles o un celular viejo. Para colmo de males, como decía, los asaltantes han vuelto a centrar su atención en los bancos, pues estos ya no cuentan con la vigilancia policial de los ‘Águilas negras’, como hasta hace un tiempo. Ahora son blancos fáciles, apetecibles, de los rateros, pues solo tienen vigilantes particulares que son fácilmente reducidos. Encima, estas bandas organizadas manejan toda una logística, pues emplean granadas, fusiles de guerra y más de un vehículo.
Ayer mismo volvieron a la carga en San Juan de Lurigancho, donde atracaron una agencia bancaria en la céntrica cuadra 26 de la avenida Próceres. Los cuatro criminales estaban fuertemente armados y, como el asalto a un banco en San Luis, 24 horas antes, tras fugar en un automóvil, lo abandonaron en un lugar cercano y se fueron en otro carro. ¡Podría ser la misma banda! El ministro del Interior, Carlos Basombrío, debe hacer algo urgente, pues de lo contrario aumentará esta clase de atracos y la crisis de inseguridad ciudadana se agudizará peligrosamente. Mucho cuidado”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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