Foto: ANDINA
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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofadito de gallina criolla con arrocito y ensalada fresca. Para tomar pidió una jarrita con jugo de maracuyá. “María, faltan apenas unos meses para las elecciones generales del 2026, donde más de 40 organizaciones políticas están habilitadas para participar. Según analistas políticos, con toda seguridad las mafias de minería ilegal, narcotráfico y la criminalidad organizada pondrán algún representante en el Senado o en la Cámara de Diputados.

En estos mismos momentos y sin ningún desparpajo hay varios legisladores que abogan por una prórroga del Reinfo, el mecanismo para la formalización de la minería artesanal e informal. ¿Ustedes creen que lo hacen porque piensan que los mineros son pobrecitos? De seguro que ese sector va a financiar sus campañas electorales, pues ya se sabe que los actuales parlamentarios irán por la reelección en el Congreso bicameral.

En redes sociales y las terturlias amicales, todo el mundo reniega de nuestros actuales representantes, muchos de los cuales son lobistas, violadores, ‘mochasueldos’, nepotistas, ‘comepollos’ y otras perlas. Tienen razón, el actual debe ser por largo el peor Congreso de la historia. Pero para todo hay una solución: en las próximas elecciones voten bien.

No lo hagan con el corazón, sino con el cerebro. Piensen bien antes de marcar por algún candidato. Investiguen, averigüen, razonen. No se dejen engatusar con promesas falsas como ‘balón de gas a 12 soles’, ‘Lima, potencia mundial’ o ‘no más pobres en un país rico’. De esa manera evitaremos que angurrientos, inmorales, representantes de mineros ilegales, buenos para nada o abiertamente delincuentes lleguen al Parlamento.

Ese lema de que el ‘Congreso no me representa’ es cínico. Claro que nos representa, pues nosotros mismos pusimos allí a esos legisladores. No vinieron del cielo, no se presentaron de la nada. Llegaron con nuestros votos. Por eso, repito, para la próxima piensen mucho antes de votar. Si llegan hampones será su culpa”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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