Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su lomo saltado con carne adobada al sillao, papas crocantes, arroz blanco graneadito, y una jarrita con refresco de carambola.
“María, me llamó por teléfono el viejo periodista de política ‘Cigarrito’. Recuerdo que el inmenso director gringo le puso esa ‘chapa’ porque era tan pero tan flaco, que era igualito de frente que de perfil. Parecía que no tenía trasero’, se reía el gran Guillermo. Pero en ese periódico de 1990, que ahora yace en el ‘cementerio de papel’, Cigarrito era el más veterano. Favorito del joven presidente de la estrella, quien lo invitaba a tomar y a comer rico, con tal que el periodista, bien sazonado, le contara las estrategias de la izquierda en el Congreso. Mi amigo era aún más antiguo. Había sido cronista parlamentario desde 1980, cuando el arquitecto Fernando Belaunde Terry llegó por segunda vez a la presidencia de la República.
‘Gary, amigo, te espero en el Queirolo de Quilca’. Llegó con su casaca jean y su pantalón pegadito, con su peluca castaña, esas que cuando las redactoras lo veían de espaldas susurraban ‘cueeeroooo’ y cuando lo veían de frente gritaban de espanto.
‘Gary, pídeme mi escabeche de bonito y mi tacu tacu con ‘apanao’ y una res de pisco, por los viejos tiempos’. Luego, me contó sus planes. ‘Gary, las últimas encuestas presentan un repunte del candidato de Acción Popular, el puneño Yohny Lescano. Nunca olvidaré que en 1984 me mandaron a cubrir la inauguracion de un conjunto habitacional en Puno y fue en el avión presidencial para periodistas escogidos. A 10 mil metros de altura, abordé al presidente Belaunde. ‘Arquitecto -así le gustaba que lo llamaran- ¿cómo quiere que lo recuerde el país?’ Como un constructor’, amigo periodista. Un gobernante no lo es sino deja una herencia en obras: allí están la culminación de las Unidades Vecinales y mi ‘joyita’, la Residencial San Felipe. Y ahora, en mi nuevo gobierno, las torres de Limatambo en San Borja y de Santa Rosa del Callao. Y, por supuesto, mi carretera Marginal de la Selva, que se la voy a mostrar, porque aquí tengo un mapa’. Así era Belaunde. Por eso su símbolo, la lampita, está ayudando a Lescano. A propósito, ‘Gary, ¿no tienes el número privado del candidato? Puedo darle una buena asesoría al puneño para que se tumbe al calichín Forsyth’”.
Pucha ese señor ‘Cigarrito’ no cambia. Fue un gran periodista, pero no guardó pan para mayo.
Me voy, cuídense.