Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un rico plato de tallarines verdes con bisté apanado y una jarrita de emoliente al tiempo. “María, diciembre es un mes de mayor estrés por el tráfico, la aglomeración de gente, las compras, deudas, robos y la rutina diaria, pero los ánimos ya están cargados en muchos ámbitos de la vida y no le damos la debida atención. Una muestra fue lo sucedido en Huaycán.
El estallido de emociones violentas y conductas inadecuadas se da cada día. Ahí está el correteo de buses y combis, que sin importar los pasajeros, se persiguen como en pista de carreras o se plantan atravesados en la vía para impedir que el de atrás avance hasta ‘llenar’ su carro. Choferes que se agarran a puños por pasajeros, conductores particulares que abusan del claxon o se pelean porque les cerraron el paso. Otros casos, como ocurrió en San Isidro con un iracundo sujeto que golpeó a una mujer que le increpó por estacionarse en la vereda. O la agresión a las sobrinas del actor Marco Zunino, en una discusión por un espacio de estacionamiento.
“No solo hay violencia delincuencial o la ejercida sistemáticamente contra la pareja, niños o empleados, sino violencia cotidiana, ante cualquier situación y en cualquier lugar. El abuso y el maltrato se han convertido en algo usual, no hay respeto por el otro. Y muchas veces, al decirles algo o pedir que corrijan su comportamiento responden prepotentes, con insultos y rápidamente pasan de la violencia verbal a la física”, señala el destacado médico psiquiatra Carlos Bromley.
Ocurre también con jóvenes que se sientan en lugares preferenciales del transporte público, los que cruzan la calle por el medio, los que ‘se meten’ en las colas, los que hacen fiesta en casa con alto volumen hasta altas horas o cierran la calle para su partido de fútbol o celebración, los que botan envolturas o cualquier otra basura en la calle, y tantos más.
Es necesario reflexionar. ¿Qué sociedad estamos construyendo para nuestros hijos y nosotros mismos?
Procure estar y ‘contagiar’ paz, más aún en este mes de Navidad y para empezar bien el nuevo año.
Aleje la cólera, el desánimo y el egoísmo. Levántese y agradezca por el nuevo día, abrace a sus seres queridos, salude, sonría, respete, sea responsable.
Respire profundo, piense, reconozca errores y no sea impulsivo ante la dificultad, cuando no le dan la razón o las cosas no salen como usted quiere.
Depende de cada uno y de todos construir una sociedad desarrollada, funcional y feliz”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.