Imagen referencial. (@gec)
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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por pollito al sillao con arrocito y wantán frito. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, , pues su accionar se ha extendido a prácticamente todo el país mediante la extorsión, el narcotráfico, el sicariato y la trata de blancas.

Lo peor es que muchas de estas mafias tienen la protección de malos policías, que no solo les soplan datos o los operativos, sino que hasta trabajan directamente para ellas.

Por eso urge la reestructuración de la Policía Nacional, desde las mismas escuelas que los forman, pasando por los altos mandos. Necesitamos que la PNP esté más cerca de la población, que esta se sienta segura al lado de un agente y que siempre la va a proteger.

No es posible que ahora la gente honrada tema a los policías, eso no se puede dar en ninguna parte del mundo. Es que en los últimos tiempos han aparecido los policías coimeros, ajustadores y de otra laya. Por eso, como dije, urge reformular las escuelas donde se les prepara.

Que una institución extranjera se encargue de las evaluaciones y se elimine así el tarjetazo o el pedido de dinero para el ingreso. Asimismo, el Estado debe dotar a la institución de equipos modernos para combatir a la delincuencia allí donde aparece, patrulleros, drones, aparatos de escucha, computadoras con inteligencia artificial y mucho más.

Estamos en guerra con las organizaciones criminales, que como se dice en el argot ‘han olido debilidad en el Gobierno’ y hacen lo que quieren. Es más, que no le sorprenda que en el próximo Congreso tengan representantes las mafias de la minería ilegal o narcotraficantes. Y para combatir los delitos es preciso tener agentes honrados, comprometidos, limpios y muy profesionales.

Cómo es eso de que los mismos policías roban gasolina, rancho de los subordinados o filtran datos a las mafias. Esos no sirven, deben ser expectorados y enviados a las cárceles comunes como traidores. Para eso el Estado no ha gastado dinero a fin de prepararlos”. Me voy, cuídense.

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