Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una carapulcra con sopa seca y su chanchito a la caja china montado. Para tomar, pidió una jarrita de agua de anís. “María, el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, dijo que el Gobierno evalúa decretar el toque de queda en Lima y Callao para combatir la ola criminal.
No parece una medida correcta y efectiva, pues antes se ha hecho, sin resultados positivos. Los extorsionadores y sicarios seguirán delinquiendo con toque o sin toque de queda, pues actúan a toda hora. Más bien, esa medida de excepción va a provocar la quiebra de numerosos negocios de esforzados emprendedores que hacen malabares para subsistir, pues encima viven amenazados por los delincuentes.
Muchos peruanos están al filo del precipicio debido a los cupos que deben pagar a las mafias, y el toque de queda sería el empujón al vacío, su estocada final. Encerrar a las personas en sus casas no resuelve nada. Se necesitan medidas más inteligentes y de verdadero impacto.
Empiecen por encerrar a todos los que delinquen, desde el que roba celulares al vuelo hasta los jefes de bandas. Pero enciérrenlos en cárceles seguras, donde no tengan celulares ni Internet. Para eso es necesario hacer cuanto antes grandes cárceles en la puna más alejada y gélida. Además, se debe limpiar esos centros de reclusión de funcionarios corruptos.
Para ello, por ejemplo, deberían hacerles la prueba del polígrafo con regularidad. De lo contrario, se seguirán encontrando celulares con Internet en cárceles como Challapalca y Ancón 1, consideradas de régimen estricto.
Así levanten mil penales, si la corrupción continúa, los presos tendrán acceso a comunicaciones con el exterior, y seguirá todo igual: los líderes de las mafias dirigirán, como si estuvieran libres, los asesinatos, extorsiones, asaltos y secuestros. Gastan miles de millones de dólares en un elefante blanco como Petroperú, así que no hay excusa para no invertir en hacer más penales. Y por supuesto, como ya se dijo, es clave acabar con la corrupción”. Me voy, cuídense.
