
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una carapulcra chinchana con carne de chanchito y sopa seca, con su sarsa criolla. Para bajar la grasita, una manzanilla calientita. “María, es increíble lo que reveló el ministro del Interior, Vicente Tiburcio: En Lima, que tiene más de 10 millones de habitantes, solo hay 89 patrulleros para atender las emergencias. Y, como si fuera poco, solo funcionan 60 cámaras del servicio de emergencia 105. En plena crisis de inseguridad ciudadana, cuando las mafias de extorsionadores, asaltantes y sicarios desangran al país, no puede ser que el Gobierno haya sido tan irresponsable.
Si lo que dice Tiburcio es exacto, los últimos ministros del Interior y la expresidenta Dina Boluarte habrían cometido una gravísima falta que afecta a millones de peruanos. Nunca sabremos cuántos asesinatos se habrían evitado si hubiera habido un mejor patrullaje. Porque el mismo Tiburcio admite que esa falta de vehículos ha impedido, como es lógico, que los escuadrones policiales que antes patrullaban durante las noches ya no lo hagan más.
Uno puede transitar varios minutos por las calles de día sin encontrar un solo patrullero o policía, lo que es terrible. Pero la situación es peor en las noches. La vía pública es tierra de nadie. Por eso los delincuentes hacen lo que les da la gana, como detonar bombas en buses y negocios, y acribillar a mototaxistas, pues no hay ninguna autoridad que los enfrente. Los policías solo aparecen cuando ya ocurrió todo, y muchas veces después de horas.
El Gobierno no puede decir que no hay dinero para darle a la Policía, cuando a Petroperú, que solo tiene pérdidas, le otorgan miles de millones de soles en ayudas. Dicen que son ‘préstamos’, pero esa plata nunca es devuelta. Hasta el 2024, el Estado dio más de 20 mil millones de soles a dicha compañía estatal en apoyo financiero. No se puede botar el dinero así, cuando los colegios se caen a pedazos, cuando en los hospitales faltan hasta agujas y la Policía no tiene carros, buenas armas ni equipos de comunicación”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








