Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una sopa de verduras con pollito picado, frejoles con pescado frito y, para tomar, tecito caliente. “María, el martes un terremoto de 5.9 grados en la escala de Richter mató a más de mil personas en Afganistán.
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Se cree que en las próximas horas la cifra aumente, pues muchos están desaparecidos y aún las autoridades no llegan a pueblos inaccesibles. Desde el Perú, esa magnitud se ve pequeña, acostumbrados a tener sismos de más de 7 grados, como el de Pisco del 2007, que arrasó con esa ciudad, así como con las vecinas Ica y Chincha, entre otras.
Debemos estar preparados, pues, según el Instituto de Defensa Civil, al menos en Lima no hay un gran terremoto desde hace 200 años. Lamentablemente, nuestro país está dentro del llamado ‘Cinturón de fuego del Pacífico’, caracterizado por concentrar algunas de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo.
En la ciudad capital, mucha gente construye en la pampa o en los cerros sin la supervisión de un arquitecto o ingeniero civil. Millones solo contratan un albañil o maestro de obras para levantar sus casas, algunas de ellas de hasta tres pisos.
Hay zonas en el Callao, el Rímac, La Victoria o Barrios Altos con alta concentración de casonas antiguas hechas de quincha y adobe, que están en muy mala situación no solo por la falta de mantenimiento, sino también por la humedad y los largos años.
Muy a mi pesar, he de reconocer que casi nadie respeta y sigue los simulacros que diseña el Indeci. Si alguien saliera a la calle a preguntar a los peatones qué contiene una ‘mochila de emergencia’, muy pocos responderían. Aquí algunas consejos para ustedes:
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