Gastronomía peruana. FOTO: JOEL ALONZO/GEC
Gastronomía peruana. FOTO: JOEL ALONZO/GEC

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz chaufa con chanchito a la caja china, acompañado de wantán frito. Para tomar pidió una jarrita de limonada frozen. “María, el Perú es un país bendecido. No solo tenemos una diversidad geográfica poco común, con selva, sierra y costa en una misma nación, sino también un extenso litoral. En este territorio han confluido diversas razas y culturas, desde la aborigen y española hasta la árabe, africana y china. Esto último ha sido importante para tener la mejor comida del mundo. Una fusión de ingredientes, técnicas y materiales que hacen única a nuestra comida. Prueba de ello es que desde hace algunos años existe un turismo gastronómico que tiene al Perú como uno de sus principales destinos. Mucha gente viene atraída por potajes de nombres mágicos como tacu tacu, seco de cabrito con frejoles, arroz chaufa o majarisco.

Hace unos días se han realizado con mucho éxito festivales de gastronomía como Perú Mucho Gusto y Filo, que han atraído a miles como anteriormente lo hacía Mistura. Felizmente, gracias a un esfuerzo privado en un inicio, nuestra comida se ha internacionalizado. Incluso, restaurantes como Central, de Virgilio Martínez, o Misha han sido elegidos como los mejores del mundo. Ese mismo ímpetu y empuje deberíamos tenerlo para otros rubros, como la música, el diseño o la agroexportación. El sacar nuestros productos hacia afuera nos trae riqueza y prosperidad. Tenemos todo para crecer. No solo gente trabajadora e industriosa, sino un país rico en todo. La selva amazónica, pletórica de ríos y bosques, es el pulmón del mundo. También tenemos el lago Titicaca, una de las reservas de agua más grandes del continente. También el mar de Grau, que alguna vez nos convirtió en el primer país en el mundo en harina de pescado. Y luego la minería. Pocas veces ocurre que un solo país albergue tanta riqueza en cobre, oro, plata o en litio, el mineral del futuro. Y eso que no hemos tocado el turismo, con nuestro inmenso legado precolonial, las playas, el río Amazonas, la selva alta, la señorial Arequipa y las enigmáticas líneas de Nazca”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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