Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas cachemitas fritas con su arrocito graneado, sarsa criolla y papa sancochada. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, el mundo es cada vez más tecnológico y lo será más en el futuro. En realidad, ya está presente en todos los ámbitos de nuestras vidas. En las transacciones bancarias, en las comunicaciones diarias vía WhatsApp, correos electrónicos o videollamadas.
También en la guerra con los drones, la tecnología médica con los nanoaparatos que viajan por nuestro torrente sanguíneo para evitar infartos y hasta en la música con los streamings. Los países industrializados ya desarrollaron la inteligencia artificial para mover robots, suplantar tareas humanas y hasta operar pacientes del corazón.
Parece ciencia ficción, pero es la realidad. Por eso, los jóvenes peruanos deberían estudiar carreras tecnológicas como robótica, ingeniería de sistemas, desarrollo de software, redes y comunicaciones, sistemas de información, ciencia de datos, inteligencia artificial o desarrollo web. Las universidades nacionales también deberían adaptarse a esos cambios, modificar sus currículas o armar nuevos planes de estudio basados en la actualidad y el futuro.
Los expertos dicen que en la era digital en la que vivimos cada vez más las habilidades tecnológicas y digitales cobran mayor relevancia para el mercado laboral. El uso de la tecnología en las compañías les permite ser más rápidos, precisos y eficientes. Las ciencias tecnológicas no se limitan a analizar la tecnología, sino también a innovar y mejorar lo que ya existe. Además, estos profesionales presentan una de las mayores tasas de empleo y las labores mejor remuneradas. Actualmente hay un déficit de profesionales de la tecnología.
Muchos optan irse al extranjero porque pagan más. Otros ponen sus empresas debido a la gran demanda. Por eso los jóvenes deben leer esto con atención. Con estas carreras no solo ganarán más, sino que podrán crear nuevas aplicaciones, dispositivos y descubrimientos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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