El fotógrafo Gary llegó al restaurante por un sabroso riñoncito al vino con sus papitas en cubitos, arroz blanco graneadito, rocoto molido y su jarra de emoliente con linaza. “, llegué tempranito a la Redacción y me encontré con el legendario periodista de Policiales, el ‘Sonámbulo’, quien estaba muy serio con su clásico gabán gris que le llega hasta la rodilla y un cigarro en la boca. Para él no hay verano ni invierno. Siempre está bien abrigado y es al único que dejan fumar en las instalaciones. ‘Gary, vengo de , donde en plena avenida. Encontró la prueba del amorío en el ‘wasap’ de su esposa y citó al amante haciéndose pasar por la mujer. Tras ser capturado, mandaba besitos a la cámara y no se arrepentía del asesinato. Al ‘partidor’ lo atacó con un filudo cuchillo’.

El ‘Sonámbulo’ estaba conversando con jóvenes estudiantes de Periodismo. El veterano hombre de prensa da charlas sobre libros, películas y también les habla de su propia experiencia de más de treinta años de policiaco lechucero, pues toda su vida ha cubierto madrugadas. ‘Señor Sonámbulo, bríndenos algunos tips sobre la profesión’, le solicitó una agraciada jovencita. ‘Lean el libro ‘Tinta roja’, de Alberto Fuguet, que trata sobre un joven que llega a practicar a un diario sensacionalista, ‘El Clamor’. Va a parar a la sección de Policiales, y allí el jefe era un viejo y zorro, Faúndez, quien le dirá lo que yo les voy a decir a ustedes: ‘El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle’. Los libros te dan el necesario bagaje, son tu colchón, de las novelas aprendes un estilo; pero la calle te dará esa ‘cancha’ que necesitas para conseguir la información’. ‘Maestro, ¿y otro tip?’, preguntó un gordito de lentes: ‘Desconfíen del poder, de los poderosos, esos siempre van a querer tener al periodista de su lado para que les tape sus cochinadas. A muchos los compran con almuercitos, esos son los ‘plumíferos’, que no son otra cosa que mercenarios que se venden al poder de turno y al dinero sucio. A otros ‘señores periodistas’ de terno y corbata, que hablan o escriben bonito, a esos se les entrega su sobre lleno o los contratan para dar mal llamadas ‘asesorías’ para sus empresas, que son solo una fachada de pagos descarados para que estos ‘colegas’ defiendan o se hagan los locos y miren para otro lado ante los chanchullos y denuncias que esos mismos malos empresarios o políticos enfrentan en la justicia. Ya lo decía el gran periodista argentino Manfred Schönfeld: ‘Yo les recomiendo a los jóvenes estudiantes de Periodismo: Eviten esos almuercitos, esas invitaciones de los políticos o de los poderosos; detrás de esa invitación está la intención de comprarte, de neutralizar tu independencia’. El poder es tentador y corrompe”. Pucha, ese señor ‘Sonámbulo’ es todo un maestro. Me voy, cuídense.

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