El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su cau cau con su arroz graneadito y su rocotito molido. Para bajar la grasita, se pidió una jarra de emoliente con cebada heladito.
“María, llegué temprano al diario y me encontré con el gran periodista de Policiales, ‘El Sonámbulo’. Con su gabán gris y un cigarro negro en la boca. Es al único que dejan fumar en toda la Redacción. Los de seguridad lo respetan porque tiene muchos años en el oficio de periodista. ‘Gary, vengo de Ventanilla. El caso del hombre sepultado en su azotea podría ser igualito al de uno de mi serie policial favorita ‘CSI: Miami’, con el gran detective ‘Horatio Caine’, encarnado por el gran David Caruso. Solo que en lugar del mar turquesa, calientito de Miami y sus bellezas en topless y fortachones musculosos a punta de gimnasio y esteroides, en Ventanilla ves un mar gris bravazo y frío y muchos pirañones en busca de ‘puntos’. En CSI todos los crímenes se descubren por casualidad y nadie imagina que se puedan resolver. Pero siempre llegan ‘Horatio’ y su equipo especial conformado por la rubia ‘Duquesne’, experta en balística, el cubano ‘Delko’, especialista en análisis de fibras, la guapa morocha ‘Natalia Boa Vista’ y el antipático ‘Señor Wolfe’. Ellos podían investigar el crimen en la ‘Casa del terror’. Un tremendo chalet de tres pisos en la urbanización ‘Antonia Moreno de Cáceres’ estaba siendo refaccionado. La vivienda estaba abandonada y en las noches se escuchaban ruidos extraños. Esa casa la adquirió el comerciante Guillermo Sarango. Hace siete años desapareció misteriosamente. Él había estado casado, pero su esposa lo dejó y se fue con sus dos hijos a España.
Meses después, Guillermo llevó a su hogar a su nueva pareja, Angelina Ayala Figuerola. En el 2011, la madre de Sarango se puso muy grave y mandó llamar a sus trece hijos para despedirse y repartir fotos, recuerdos y alhajas. Todos llegaron, menos Guillermo. Los hermanos lo buscaron en su casa. Una imperturbable Angelina les comunicaba que ‘se fue de viaje’, ‘no se encuentra’. Inclusive, decía por teléfono que Guillermo no quería verlos. ‘Cuatro años ella tuvo posesión de la casa. Ingresaban hombres y se quedaban a dormir. Nosotros llegamos a la conclusión que se había ido a España y que se quedó allí rehaciendo su vida con su esposa e hijos. En el 2015, logramos desalojarla porque ella no estaba casada con mi hermano. Hemos refaccionado la casa para alquilarla, no la íbamos a vender porque teníamos la esperanza que apareciera a reclamarla’, afirmó un hermano de la víctima. Pero el domingo, cuando los albañiles cincelaban un extraño bloque de concreto en la azotea, interrumpieron las labores por un olor nauseabundo y apareció un zapato que pertenecía a Guillermo. El ‘desaparecido’ había estado sepultado allí siete largos años. ¡Qué hubiese dicho el experimentado ‘Horatio’ de ‘CSI: Miami’! No hay crimen perfecto, si tenemos un cuerpo, también tendremos a los asesinos. Los familiares sospechan de Angelina Ayala, su última conviviente. A pesar que el cuerpo está en total estado de descomposición, los peritos de Criminalística podrán obtener alguna pista. Este caso recién comienza”. Qué escalofriante historia. Me voy, cuídense.
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