Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de mariscos con pescado, arroz blanco, rocotito en rodajas y su limoncito. “María, el uso masivo de los  ha modificado el comportamiento de las personas. En la calle, los buses, el tren, los restaurantes, las oficinas, las salas de espera y muchos otros lugares encontramos a gente embelesada, con las miradas clavadas en el aparatito. Navegan en el ciberespacio, concentradas en el mundo virtual, lejano, ausente y muchas veces engañoso, indiferentes a lo que ocurre a su alrededor. Hasta en las reuniones familiares, mamá, papá y los hijos, todos con su celular en la mano, chequean las redes, chatean o juegan en línea, alelados, sin importarles los abuelitos, que no se explican qué está pasando. Incluso, hay quienes van al teatro, al cine, a un concierto, por el que han pagado una entrada, pero la mayor parte del tiempo la pasan distraídos con el teléfono móvil. Por eso, psicólogos que estudian este fenómeno llegaron a la conclusión de que el celular está matando el arte de conversar. Pero no solo eso, pues esta conducta es muchas veces una falta de respeto que perjudica la imagen de las personas, pues se las percibe frías, insensibles, sin sentimientos. Parece que prefieren una lejana y a veces fingida carita feliz, por Messenger o WhatsApp, en vez de una mirada a los ojos o una caricia. Qué lamentable. Aquí dejo para tus lectores una breve lista de lo que no debemos hacer.

- Traer todo el día el celular en la mano. Muchos lo tienen en el almuerzo, a la hora de dormir y hasta cuando van al baño. No hay que ser esclavos del aparatito.

- Manejar un vehículo o caminar mientras escribes. Este es uno de los hábitos más problemáticos, pues podemos provocar accidentes propios y ajenos.

- Tomarle fotos a todo. Hay que hacerlo con moderación, pues se puede causar molestias y no se ve bien. Además, se corre el riesgo de que el aparato se quede sin memoria.

- No silenciarlo en ciertos lugares. A veces, el celular empieza a sonar en medio de la misa, una reunión importante o en el salón de clases. Existen momentos en que hay que bajarle el volumen o apagarlo.

- Navegar en Internet o chatear mientras estamos en una conversación o reunión. Es de mal gusto y una falta de consideración para quienes se encuentren presentes.

- Hablar por celular en voz alta delante de otras personas. Hay que procurar ser discretos. De lo contrario, evitar los gritos, las discusiones o detalles de la vida privada”.

Tiene razón mi amigo Gary. Me voy, cuídense.

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