(César Bueno@photo.gec)
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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una milanesa de pollo con papas doradas, arroz y ensalada fresca. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada heladita. “María, como lo dijimos la semana pasada, se prevén marchas y movilizaciones en Lima y el resto del país a un año del golpe de Estado de Pedro Castillo, realizado el 7 de diciembre del año pasado.

Pero en especial ahora que el , pese a la negativa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todo esto sucede en plena campaña navideña, fecha en que los comerciantes y empresarios del país esperan recuperarse de la fuerte crisis económica y recesión que vivimos desde la caída del profesor chotano.

Muchos peruanos emprendedores han invertido su platita para tratar de ganar algo en las fiestas y llevar comida a sus hogares, pues la calle está dura y no hay trabajo. Otros vienen desde provincias para llevar mercadería y no es justo que les bloqueen las carreteras, lo que hará un infierno sus viajes.

A la gente en estos momentos no le importa la política ni la bronca en el Ministerio Público, Congreso o Poder Ejecutivo; lo que quiere es dinero para llevar comida a sus hijos, para comprarles un regalito o un panetón en esta Navidad.

Desde hace años, por ejemplo, el centro de Lima se ha convertido en escenario de marchas, movilizaciones y protestas, algunas de ellas con muertos. La Policía cierra calles enteras y hasta mantuvo enrejada la Plaza de Armas por largos años, perjudicando a los negocios y hasta a los turistas que venían a conocer a la antigua Ciudad de los Reyes.

En las manifestaciones de este año en el Cusco, miles de visitantes extranjeros se llevaron la peor de las imágenes del Perú, pues no podían salir a sus países o visitar los principales atractivos. Esos jamás regresarán ni recomendarán al Perú a sus amistades. Así matamos a la gallina de los huevos de oro.

El Perú no es Estados Unidos o Europa, donde hay mucho dinero. Somos una economía frágil que viene de un año durísimo donde no solo hay recesión, sino también falta de trabajo y oportunidades. Por eso los jóvenes profesionales se van en masa. Solo este año se han ido 600 mil peruanos al exterior. La mayoría son profesionales que van a brindar sus talentos a un país extraño.

Está bien la protesta. Está bien salir a las calles cuando sentimos que se comete una injusticia o nos quieren recortar derechos, pero hay que pensar también en los demás. No les hagan caso a esos dirigentes subversivos que buscan ‘un muertito’ en las marchas para ‘encender la pradera’.

Mahatma Gandhi, el líder que logró la libertad de la India de manos de Inglaterra, lo hizo de manera pacífica, sin bombas ni muertos. Protestar sí, pero sin violencia y dejando trabajar a los demás”. Muy bien, Gary. Me voy, cuídense.sí al trabajo y no a la violencia

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