Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un ají de gallina con papa amarilla, huevito duro, aceitunas negras, lechuga, arroz blanco graneadito, rocoto y para tomar, una manzanilla calientita.

“María, como comentábamos hace unos días, algunas personas critican de forma furibunda el material educativo de comprensión lectora para estudiantes de los últimos años de secundaria, en el que se incluyen textos que hablan a favor de la virginidad de las chicas. Si desean pueden llamarme cucufato, cavernario, mente cerrada o cualquier otra cosa, pero la educación que me dieron mis padres, y las pocas lecturas que puedo tener, me han hecho un convencido de que retrasar el inicio sexual de los jóvenes es lo mejor.

Es evidente que los adolescentes no deberían tener sexo, pues emocionalmente aún no han madurado, por lo menos la gran mayoría. El sexo no es un juego ni un deporte, sino una parte importante en la vida que de ninguna manera debe ser visto como algo malo, negativo o pecaminoso, sino que debe ser asumido con responsabilidad. De preferencia, debe haber amor y no solo una cuestión física. ¿Qué de malo hay en eso? Entiendo que en los textos del Ministerio de Educación que hoy están en uso hay aspectos que deben ser mejorados y corregidos, como cuando se afirma que el inicio sexual debe ser a los 24 años.

En la práctica, los jóvenes no esperan tanto, así que no es realista pedirles algo así. Pero no veo por dónde es negativo sugerirles a los chicos, que incluso ni han madurado físicamente, que no adelanten el comienzo de su práctica sexual. Sobre todo en un país como el nuestro, donde las tasas de embarazo en menores de edad vienen aumentando, pese al avance de la tecnología que difunde la información con más facilidad. El respeto a los demás, sin importar la raza, el sexo, la orientación sexual, la extracción socioeconómica, el origen geográfico, el aspecto físico o la manera de vestir, debe ser enseñado desde el hogar con el ejemplo y reforzado en el colegio.

No se puede tolerar que ningún menor, ninguna persona, sea discriminada, insultada o humillada, bajo ningún punto de vista. Si se considera que el material educativo que está en los colegios no tiene muy en cuenta esto, entonces debe ser mejorado. Lo que está mal es que se aproveche cualquier falla que pueda tener, o incluso alguna idea -y por lo tanto no todos estarán de acuerdo- que no es compartida por otros grupos, para satanizar el referido material y pedir que sea echado a la basura. Rescato que se haga ver la importancia de que los chicos no se apresuren con el tema sexual, y creo que eso es importante hoy más que nunca, cuando vemos que cada vez hay más familias que no cumplen bien su rol de guiar y proteger a sus hijos. Nadie es santo, pero alguna orientación a nuestros jóvenes no está mal”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

 

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